Este artículo tiene dos partes, una de enamoramiento humano y otra de enamoramiento animal. El artículo completo se puede leer en Museo de la Ciencia, aquí os presento qué es lo que ocurre cuando los seres humanos nos agilipollamos, perdón, nos enamoramos.
¿Qué nos pasa cuando nos agilipollamos, perdón, nos enamoramos?
Pues para empezar no paramos de tener pensamientos repetitivos con nuestra parejita que invaden la conciencia, el famoso “no me lo puedo quitar de la cabeza”. Se produce también una idealización de nuestra media naranja, de tal forma que parece que de repente todo lo hace maravillosamente, nadie cocina mejor, nadie anda con más garbo, nadie viste con más elegancia (suspiros). Aparece un deseo de conocer mejor a nuestro amor, de saberlo todo-todito-todo, amén de querer que nos conozca mejor que nadie Lo necesitamos. Además de amar queremos ser amados, y nada de mirar a otros posibles candidatos, ¿eh? Que si no, nos entran los celos.
Eso sí, ellos no dejarán de mirar a otras aunque estén enamorados. En cambio ellas sólo tendrán ojos para su amorcito. Y no es esa la única diferencia, parece que los hombres se enamoran más rápido que las mujeres, y pueden llegar a ser muy apasionados al contrario de lo que se suele pensar.
Además no son ambos iguales en lo que a celos se refiere. A ellos les duele más una infidelidad de tipo sexual, es decir, que ella practique sexo con otros (60 %). Ellas en cambio, lo que menos soportan son las infidelidades de tipo emocional, es decir, apego emocional de la pareja con otra posible pretendiente. Esto es lo que podemos deducir al menos de las investigaciones de Buss (citado en Pervin, 1998, p. 151). Aunque nuevas evidencias parecen poner en duda estas afirmaciones (Lishner et al., 2008).
El enamoramiento se acompaña de atracción sexual y también de una predisposición a ayudar en lo que desee esa persona tan maravillosa detrás de la que andamos. Vamos, si nos pide que aplaudamos con la oreja y no sabemos, hacemos el cursillo pertinente para aprender a hacerlo, faltaría más, ois.
¡La de historias que se nos pueden ocurrir! Y es que otra cosa no, pero imaginarnos situaciones ficticias nos encanta. Situaciones en las que nosotros somos los protagonistas junto con nuestra pareja, la imaginación echa a volar y nos podrían contratar como protagonistas de telenovelas pastelosas. Aunque estas fantasías suelen ser algo diferentes en ellos y ellas. Ellos meten algo más de contenido sexual que ellas, o al menos eso es lo que dicen (otra cosa es que sea cierto…coff, coff).
No sólo nos gusta imaginarnos con la persona que queremos, sino que intentamos estar el máximo tiempo con ella, aunque sea para hacer algo que no es lo que más nos guste, que si a tí no te gusta ir a la montaña y tu novio está en un club de montañismo, tú vas aunque sea con tacones y te ganes el apodo de Barbie Montañera, y si te duermes en el teatro pero a tu novia le encanta ver Otelo representado, tú vas aunque te tengas que tomar doce cafeles seguidos y hacer un sobreesfuerzo por no bostezar ni ponerte a mirar el techo.
Tenemos siempre muy presente a la persona amada. Si recordamos cómo funciona la memoria, tendemos a recordar mejor aquello que repasamos con mayor frecuencia y aquello que es importante para nosotros. Y es que nos tiramos todo el día pensando en nuestro amor, y además no hay nada más importante, tenemos un examen al día siguiente y estamos con el hilito de baba colgando, recordando ese lunar tan bonito (suspiro)
Por eso, cuando a algún enamorado le hacen el juego ese en el que preguntan: “dime el primer nombre de alguien del otro sexo que te venga a la cabeza”, la respuesta suele ser el nombre de su amorcito. ¿Nunca os habéis encontrado con este tipo de juegos? Luego se sorprenden mucho cuando les dicen que la solución es, que el nombre que han pensado es el de la persona a la que quieren (claaaaaro, claaaaaaro). Y es que cualquier cosa nos recuerda a esa persona especial, abres el bote de colacao y recuerdas que tu cielín se toma uno cada noche antes de irse a la cama a soñar contigo.
Aparentemente también podemos tener falta de atención, y es que puede que la atención esté constantemente en otra parte. Es lo que se llama falso déficit de atención debido a que nuestra atención se focaliza de forma continuada en nuestra querida pareja. Vamos, lo que se conoce popularmente como estar a por uvas o estar en la parra.
Es curioso ver también cómo nos comportamos. Sonrisas nerviosas cuando nos cruzamos con la persona deseada. Miradas tímidas en ellas. Miradas directas en ellos, con miradas poco frecuentes y de larga duración. Cierto descontrol y torpeza. Podemos encontrar aquí un vídeo sobre el tema.
Y que nadie nos lleve la contraria o nos impida ver a nuestro amorcito, porque el amor puede llevarnos fácilmente a crecernos ante las dificultades, y puede que los sentimientos se vuelvan más intensos. ¿Acaso las grandes historias de amor no fueron sobre amores prohibidos? ¿Hubieran dado para tanto Romeo y Julieta si hubieran podido contraer matrimonio?
Hasta ahora nuestra experiencia personal, pero, ¿qué pasa por dentro? ¿Qué ocurre exactamente en esa fiesta que se montan a nuestra costa las hormonas y los neurotransmisores?
En un principio se da la atracción, el flechazo, ese momento en el que dos personas se miran y “uis, siento maripositas en el estómago”. En ese momento, el cerebro produce cantidades ingentes de feniletilamina, un compuesto de la familia de las anfetaminas que, curiosamente, se encuentra en cantidades generosas en el chocolate ( de ahí que cuando se rompa una relación sea un recurso muy socorrido, junto con las tarrinas de medio litro de helado, aunque se duda que haya cantidad suficiente para provocar ese efecto y quizá sea más efecto placebo que otra cosa). La feniletilamina causa la euforia y la excitación inicial, ese estremecimiento que nos entra cada vez que vemos a la persona que nos atrae, esas maripositas en el estómago. Además, da comienzo a todo el proceso: se segregan cantidades mayores de dopamina que es la encargada de los mecanismos de refuerzo que nos llevan a repetir aquello que nos da placer, como besar a nuestra pareja, nos motiva a estar más tiempo con ella, además de prolongar esa sensación de placer, emoción y euforia junto con estar más pendiente de todo lo que atañe a nuestra media mandarinita; la adrenalina, que nos pone el corazón acelerado en cuanto vemos a nuestro cariñín o nos hace ponernos a dar saltitos por la habitación como quinceañeras cuando recibimos un sms del cariñín dichoso, además de disminuir drásticamente el apetito y dar una vitalidad increíble. También se dispara la oxitocina, encargada del deseo sexual y del estrechamiento de los lazos afectivos. Todos estos neurotransmisores combinados forman un cóctel explosivo que hace que nos tiremos horas hablando y “sumergidos en las mieles del amor y la pasión”, por decirlo poéticamente, sin cansarnos ni tener sueño. La vasopresina también hace de las suyas, y es que está muy relacionada también con el enamoramiento y los lazos afectivos, al igual que la oxitocina. Y que no se nos olvide la testosterona, incitadora del deseo sexual.
Sin embargo, esa borrachera amorosa no dura toda la vida, sino que llega un momento en el que nos hacemos resistente a ese cóctel explosivo, que los receptores que hay en el cerebro para esos neurotransmisores se saturan y no dan más de sí, con lo que la respuesta es menor o nula. Es entonces cuando hacen su efecto las endorfinas, que son las que nos dan esa sensación de sosiego, de calma, de estabilidad, pasando del enamoramiento explosivo y brutal al amor tranquilo y sereno. También conservan un papel importante en esta fase la oxitocina y la vasopresina, encargadas como hemos mencionado de los lazos afectivos.
Hablando de estructuras encefálicas relacionadas con el enamoramiento podemos decir que tiene gran importancia el circuito de Papez en el sistema límbico. ¿Lo cuálo? Que nadie se asuste: el circuito de Papez es el nombre que recibe un conjunto de estructuras nerviosas dentro del cerebro que se encargan de las emociones. Además, también es importante el Área Ventral Tegmental, en el tronco encefálico (porque modula el circuito de Papez). Para verlo mejor, pinchen en la imagen de la izquierda.
Sin embargo, también la corteza cerebral tiene su papel, de hecho ¿no es ahí en la corteza donde de hecho comienza el enamoramiento? Podemos encontrar un vídeo interesante sobre todo lo mencionado aquí. (Si alguien se ha liado en este apartado, que no se preocupe, que levante la manita y nosotros aclaramos lo que haga falta)
¿Soy superficial? ¿En qué me fijo, en el físico o en la personalidad?
Supongo que este comentario nos lo han hecho alguna vez a todos. Y es que parece que está mal visto casi, que alguien se fije en otra persona por su aspecto físico. Igual ayuda para ver este punto, ponerlo en perspectiva y analizar qué es lo que hacemos la mayor parte del común de los mortales. La mayoría de nosotros, ¿nos fijamos en el físico o en las cualidades personales más intangibles?
Los modelos basados en pasos a modo de filtros, proponen que ni una cosa ni la otra. Que lo primero en lo que nos fijamos al buscar pareja es en el aspecto físico, pero que esto es sólo el primer paso. Es decir, que tener buen físico suele ser normalmente un requisito, pero no algo suficiente.
No nos fijamos por lo tanto en el físico o en la personalidad. Nos fijamos primero en el físico y luego, pasado el “filtro”, ya buscaremos en otros aspectos. Pero si la persona no nos atrae físicamente lo más mínimo, poco se puede hacer. Por lo menos es así en la inmensa mayoría de los casos.
De hecho Zeki (2007) comenta cómo el enamoramiento, el amor erótico y la belleza están relacionados. Y es que en los tres parecen trabajar áreas comunes como son el cortex orbitofrontal, el cortex cingulado anterior y la corteza insular.
Podemos estar tentados en pensar, que pueden existir diferencias en la importancia que se le da al atractivo físico, entre un sexo y otro. Sin embargo, en un estudio reciente (Johnsson et al., 2008), se comenta que las diferencias entre sexos en la demanda de atractivo físico en la pareja, parecen frágiles e influenciables por factores culturales.
Algunas ideas curiosas sobre el enamoramiento
La fisiología del amor y las emociones ha sido bastante estudiada. Stanley Schachter fue uno de los primeros en proponer una teoría fisiológica cognitiva de la emoción junto con Jerome Singer, en la cual según él en el enamoramiento intervienen la activación determinados mecanismos como los del circuito de Papez, el sistema simpático, hormonas… Cuando las personas perciben estas reacciones fisiológicas, ese revoltijo de sensaciones y emociones, interpretan qué es lo que les está pasando. Es lo que se conoce como la teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer.
Si la razón es clara la interpretación tenderá hacia esa explicación, si la razón no es tan evidente, la explicación será construida por el sujeto en parte en base al entorno (el contexto) y su experiencia previa. Por ejemplo, si damos a un grupo de personas una droga que les provoque taquicardia y efectos euforizantes, y les explicamos que es debido a una droga, ellos se explicarán a sí mismo que lo que sienten es por la droga que les han dado. Sin embargo, si les damos exactamente la misma droga pero no les comentamos nada, ellos dirán que simplemente están eufóricos. Si no les explicamos nada y en el momento en el que están eufóricos por los efectos de la droga les presentamos una moza (o un mozo) de buen ver…pensarán que Cupido pasó por allí y por eso están así de felices.
Existe un curioso experimento hecho por Dutton y Aaron (1974) que no deja de ser intrigante. Hicieron que una atractiva encuestadora se pusiera a hacer encuestas en dos puentes diferentes. Uno bien seguro, bajo, de hormigón, que cruzaba por encima de un riachuelo. El otro era un puente colgante de madera que cruzaba un cañón peligroso.
En el medio de ambos puentes la entrevistadora les preguntaría a los hombres si podía hacerles unas preguntillas. Después de las preguntas, la mujer daba su número de teléfono para que aquellos que quisieran conocer en qué consistía el estudio pudieran llamar y enterarse. La hipótesis de los investigadores consistía en que una mayor activación fisiológica producida por estar en un puente de madera sobre un cañón peligroso, sería interpretada por muchos como una reacción a la encuestadora. ¿Sería cierto? No sé, pero el caso es que muchos más hombres de los que cruzaron el puente de madera llamaron y muchos de ellos por lo visto la invitaron a salir.
Este experimento es curioso, pero ¿qué hay de verdad en todo esto? De las causas de lo ocurrido en el experimento no sabríamos qué decir, pero parece ser que de alguna forma sí que se realiza una interpretación de las emociones, como en el caso del enamoramiento, es decir, sentimos algo e intentamos explicarnos a nosotros mismos por qué estamos así. Dicha interpretación podrían tener cierta influencia en la forma en que las personas lo experimentan. Además, en gran medida esa interpretación puede estar mediada por factores culturales. Las formas de manifestar dicho amor en sociedad también pueden variar en función de la cultura, pero la naturaleza última del mismo es la misma.
Por otra parte el aprendizaje previo de una persona puede tener que ver también en el proceso de enamoramiento. Todos hemos visto en el cine cómo alguien se enamora de una persona que le recuerda a otra que perdió. Podemos encontrar interesante este vídeo al respecto (bueno se habla de otra cosa, pero guarda cierta relación). ¿En qué medida puede nuestro aprendizaje llevarnos al amor? De ahí que se diga que la experiencia es un grado y que con el tiempo vamos aprendiendo qué nos gusta, qué no nos gusta y qué debemos tener en cuenta a la hora de evaluar a un/a posible candidato/a a media mandarina.. Puede que incluso de forma más o menos inconsciente, planifiquemos o tengamos una idea formada no sólo de quien queremos enamorarnos, sino también de las circunstancias en las que nos gustaría enamorarnos.
Para terminar, una cita de Antífanes, “Hay dos cosas que nadie puede ocultar: que está borracho o que está enamorado”.
Fuentes:
Dawkins, R. (2002). El gen egoísta. Barcelona: Salvat Ciencia.
Dutton, D. & Aron, A. (1974). Some evidence for a heightened sexual attraction under conditions of high anxiety. Journal of Personality and social psychology, 30, 510-517.
Esch, T. & Stefano, G.B. (2005). The Neurobiology of Love. Neuro Endocrinol Lett. Jun;26(3):175-92.
Johnsson, J.I., Gustavsson, L. & Uller, T., (2008). Mixed Support for Sexual Selection Theories of Mate Preferences in the Swedish Population. Evolutionary Psychology, 6(4), 575-585.
Lishner, D.A., Nguyen, S., Stocks, E.L. & Zilmer, E.J. (2008). Are Sexual and Emotional Infidelity Equally Upsetting to Men and Women? Making Sense of Forced-Choice Responses. Evolutionary Psychology, 6(4), 667-675.
Pervin, L.A. (1998). La ciencia de la personalidad. Madrid: McGraw-Hill.
Punset, E. (2007). El viaje al amor. Barcelona: Ediciones Destino.
Reeve, J. (2001). Motivación y emoción. Madrid: McGraw-Hill.
Sternberg, R. & Barnes, M.L. (1988). The Psychology of Love. USA: Yale University Press.
Zeki, S. (2007). The Neurobiology of love. FEBS Letters, 581, 2575-2579.
Fuentes en internet:
Wikipedia
http://javarm.blogalia.com/historias/22396
http://imperiocorleone.wordpress.com/2008/01/26/la-quimica-del-amor/
Sophie (y cía) me ha gustado muchisimo este post, porque aunque había leído algo al respecto aqui está muy bien conjuntado todo ese proceso que alguna vez hemos pasado todos
Me pregunto si además las feromonas también tienen que ver (creo recordar que leí algo al respecto) en la atracción, ¿qué son exactamente? ¿Como nos influyen??? ¿Como las percibimos?
Muakssss
Las feromonas son un medio de comunicación químico entre organimos de la misma especie. Si se da comunicación química entre dos especies diferentes hablamos de alomonas y no de feromonas, aunque muchas veces no se suele nombrar de forma adecuada usando la palabra feromona para todo.
Las hormonas son una forma de comunicación química entre una parte denuestro propio organismo y otra.
Las feromonas se perciben usando el sentido del olfato (Órgano de Jacobson o vomeronasal).
La última pregunta se la dejo a Sophie
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Vamos, que lo que mas claro me ha quedado es que el amor es una droga que engancha.
Respecto a lo del puente… ¿podria ser que la gente que cruzaba un puente “con aspecto peligroso” podria ser mas valiente que la que iba por el de “aspecto seguro” y por eso se atreviesen a llamar a la moza en cuestión?
Despues de ese par de tonterias, algo serio. Muy interesante el artículo, aunque mucha gente prefiera seguir pensando que el amor es algo romántico y no químico.
Interesante artículo, sí señor, y qué cosas tan raras que hacen la oxitocina y la vasopresina en su tiempo libre… qué revoltosas las jodías.
Por mi parte, el chute de endorfinas al que estoy sometido desde hace años me va genial.
Saludos.
¡Lo sospechaba!.
Tengo un par de amigos a quienes les vendría bien leer tu/vuestro artículo.
Y un par de hijas también, en la edad de tener sobredosis de todas las sustancias que segregan sus cuerpos.
Conste que me apunto (ahora, claro), a la atracción de unos ojos que dicen tanto…
O a una buena conversación.
¿Se me habrá atrofiado el Papez y los segregadores de hormonas y neurotransmisores?.
¿Por qué ocurre en la juventud y no en la madurez?.
Gran artículo.
Un abrazo.
El articulo me a encantado, Sophie et al enhorabuena, una vez mas lo habeis conseguido!
se me ocurren un par de cosillas, respecto a patologias, podría ocurrir uan atrofia que impiediera el enamoramiento?¿ me suena que una que lo estimula (falsamente) si la hay…en caso de que haya un mecanismo antienamorante, podría ocurrir un trauma, por ejemplo, que te haga olvidar de golpe y porrazo a la persona?¿
a pesar de todo me sigue pareciendo un misterio por que esas dos personas y no aquellas dos… y que hay del amor no correspondido?¿ (a parte de ser una de las situaciones triste a als que enfrentarnos)
Pues nada, enterados quedamos de que nos pasa por dentro
HEYYYY sophie una vez mas una excelente entrada me ha gustado :p esperemos la segunda parte
Ezne, excelente pregunta He estado mirando y remirando y no se sabe bien cómo es el mecanismo por el que las feromonas actúan en los seres humanos; de hecho, durante mucho tiempo se pensó que el órgano de Jacobson u órgano vomeronasal, tal como te ha explicado Héctor, carecía de funcionalidad en los humanos y no había conexión entre éste y el cerebro. Como nota curiosa, este órgano está más desarrollado en hombres que en mujeres y no está destinado a “captar” de forma consciente el olor sino esas sustancias químicas volátiles, las feromonas, que influyen en las emociones y la fisiología humana.
Mikhon, pudiera ser, es una posibilidad que se me ocurrió al repasar el artículo Bueno, yo creo que romanticismo y química se dan de la mano, que uno es la manifestación emocional y otra la manifestación fisiológica.
Mapoto, y que dure por mucho tiempo ese chute endorfínico, jaja
Luis, no sé contestarte porque tengo 24 años y aún no he vivido lo suficiente para responder a tu pregunta, pero yo siempre he pensado que un adulto se enamora igual que un joven, sólo que, tal como apuntamos en el artículo, la experiencia personal influye a la hora de “dejarnos llevar” y escoger pareja.
H@n, supongo que te referirás a una amnesia retrógrada, que hace que olvidemos a las personas, nuestro entorno, etc. En cuanto al mecanismo antienamoramiento no sé qué decirte, tal vez Héctor te pueda responder mejor que yo El amor no correspondido es una putada, así como enamorarte de la persona equivocada; ahí influyen muchos factores y entraríamos más en el terreno de la opinión personal que el de la Ciencia, así que no me puedo extender pero te puedo comentar que creo que influyen la experiencia personal, la autoestima, la “necesidad” a veces de tener una pareja, el tener en mente un esquema de nuestra pareja ideal que es erróneo, etc.
Jose claro que sí
bogues26, no, no habrá segunda parte y si te refieres al enamoramiento animal, lo puedes leer en Museo de la Ciencia tal como he indicado.
Genial como siempre, Sophie Lo del experimento del puente me ha parecido curiosísimo
Siempre lo he dicho… cosas como éstas, para mí, le quitan gran parte de la magia a eso que llaman “amor”… total, no es mas que una especie de “droga”…
Besos!!
Muchas gracias chicos por la explicación!!!!!!!!!!!
Hay un estudio interesante sobre el tema de olores y sistema inmunológico que está bastante bien. Seguro que algo habéis oído…Igual os parece interesante…
http://www.epjournal.net/filestore/ep048594.pdf
Lynx, es cierto, yo no sabía nada hasta que me lo comentaron estos chicos y la verdad es que da que pensar
ErMoya, depende, depende, después de lo investigado, rebuscado y redactado, el amor me parece más maravilloso todavía y como tengo mi puntito friki, no paro de hacer chistes malísimos con la feniletilamina y la sobredosis de sustancias químicas que padezco
Héctor oído cocina, a echarle un vistazo
Es curioso, ¿no?. Que la experiencia influya en el preparado del cóctel químico de nuestro cerebro.
De cualquier manera, lo cierto es que yo recuerdo el enamoramiento como algo de la juventud.
Ahora que soy menos joven, no siento cambios en mi química, cuando estoy con una mujer (a no ser que sea mi jefa, ya que me da repeluz).
¡Mario tiene una pregunta!
Tu explicación de las mariposas en el estómago por una sustancia química me convence, pero yo había leído otra explicación que me parecía igual de buena:
En situaciones de peligro los sistemas accesorios del ser humano se desconectan, por ejemplo el sistema digestivo. Por eso cuando te acojonas se te seca la boca y cuando te enamoras notas cosquillitas. ¿Te parece que es real?¿Puede ser una combinación de las dos? :mmm:
Malditas mariposas…
Grandísimo! Había oido que efectivamente en los primeros meses del enamoramiento había mucha “química”… me ha parecido interesante averiguarlo con detalles.
Genial.
oh que buen artículo! He leído el completo en el Museo y me ha encantado! Enhorabuena a tod@s!!!!
Me leí el libro de Punset y me pareció un tema muy interesante, es una pena que haya gente que no acepte que es así y no vea lo preciooooooso que es!!
Luis ¿y no puede ocurrir que con la experiencia y el paso de los años se perciba el enamoramiento de otra manera?
Mario, me suena que te refieres a la activación del sistema simpático, aquél que nos “predispone para la acción”: disminuye la acción del sistema digestivo, aumenta la frecuencia cardiaca, aumenta el tamaño de las pupilas, se nos dilatan los bronquios, etc. Tanto cuando te acojonas como cuando te enamoras, se activa el mismo sistema, sólo que lo percibimos de otra manera
Indio, muchas gracias Pues sí, bastante más química de la que nos imaginábamos
Makö, muchas gracias ha quedado larguito, pero ha merecido la pena. Hombre, yo entiendo a quienes lo vean como una forma fría de enfocar el amor, aunque a mí particularmente me encante
Liquidando entradas pendientes me he leído esta, y no está nada, nada mal (así que Barbie Montañera… tomo nota ). Me ha gustado especialmente la teoría esa de la activación cognitiva, lo de asignar una “causa” a un efecto que estamos sufriendo (en cuanto a lo del puente… jejeje según lo iba leyendo he pensado lo mismo que Mikhon ).
Vaya muy completa!! He tardado en leerla porque quería tener un momento de calma y me ha gustado mucho, la apunto mentalmente para futuras referencias.