Estados Unidos (estados del norte) y Canadá, años 20. Los ganaderos se encuentran con que el ganado muere de forma misteriosa por hemorragias incontrolables, los terneros recién capados morían por hemorragias imposibles de parar y a las vacas ya maduritas les salían moretones como si hubieran estado dándose golpetazos en Humor Amarillo. ¿Brujería? No. ¿Una enfermedad infecciosa hasta el momento no estudiada? Tampoco.

Un joven veterinario que trabajaba en Ontario, Frank Schofield, descubrió en 1921 que los granjeros habían dejado de utilizar el maíz para alimentar al ganado, sustituyéndolo por trébol dulce (Meliolotus alba) debido a que el maíz estaba en ese momento atacado por una plaga de difícil control. Ese trébol dulce, similar a la alfalfa, se estropeaba con facilidad, de modo que los animales ingerían trébol mohoso.

Tras observar lo anterior, Schofield cogió tres terneros y realizó un sencillo experimento: al ternero A lo alimentó con trébol dulce fermentado en silos, al ternero B con trébol dulce bien fermentado y sin formación de moho, al ternero C con heno de calidad extra. Tras unas cuantas semanas los castró (qué palabro más fino para decir que les cercenó el carné de padre) y vio que el ternero A sufría una hemorragia imposible de controlar, hasta morir, mientras que los otros dos no tuvieron problemas. Entonces decidió alimentar al ternero B con el trébol fermentado en silos, mohoso, y a las pocas semanas lo descornó, viendo cómo sufría una hemorragia que le llevaba a la muerte del mismo modo que al ternero A.

¿Qué había pasado ahí? ¿El trébol dulce era venenoso? Examinó la sangre de los terneros muertos y vio que el tiempo de protrombina estaba alargado. Esto, traducido según el diccionario Médico-BarrioSésamo, significa que la sangre tardaba más de la cuenta en coagularse por algún factor que estaba impidiendo que se llevara a cabo este proceso de forma natural y correcta.

En 1929 otro veterinario, Lee Roderick, confirmó que el problema se debía a ese fallo de la coagulación y que el causante era el trébol dulce mohoso. Sin embargo, aún no quedaba claro el mecanismo ni se había conseguido identificar la sustancia presente en ese trébol que causaba el alargamiento del tiempo de protrombina.Se tenía al culpable, pero no se sabía cómo lo había hecho.

Hubo que esperar hasta 1941, cuando un tal Campbell consiguió aislar en muestras de sangre esa sustancia. Otro colega, Charles Huebner, la identificó como dicumarol y comprendió que una sustancia presente de forma natural en el trébol dulce, la cumarina, se convertía en dicumarol al ser infectado el trébol por diversos hongos.Ese dicumarol era el que impedía que la sangre se coagulara bien al haber un pequeño golpe o una herida.

Pero colorín, colorado, esta historia no ha acabado. Sí, se había descubierto el dicumarol; sí, tenía aplicaciones terapéuticas interesantes; peeeero…¿dónde estaba el antídoto por si se le iba la mano a quien lo aplicara? La respuesta: vitamina K, descubierta por Henrik Dam en 1929 y purificada por Edward Doisey en 1939. Otro científico, Link, se interesó por el descubrimiento y comprobó que al administrarle vitamina K a un toro que se había puesto púo de trébol dulce mohoso éste no moría por problemas de coagulación y sugirió que ese descubrimiento sería de aplicación en humanos.

Y ahora sí que termino la historia del trébol que no daba suerte a los terneros pero nos proveyó de interesantes medicamentos con los que hacer frente a un trombo en cualquier parte del cuerpo…

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18 opinaron sobre “El trébol que no daba suerte a los terneros

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  2. Durante años se ha consumido la harina de almortas en forma de gachas. Tanto ésta como la Maniot sculenta (mandioca, creo recordar), son productos ricos en inhibidores de proteasas que requieren un cocinado intensivo. Y eso sin contar todos los que llevan la mayoría de legumbres de consumo habitual.

    • Pues precisamente recuerdo que en Halón Disparado comentaron algo sobre eso, las gachas de almorta,que todavía en algunos sitios se preparan.

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  4. Me ha encantado la historia del fármaco. Conocer antecedentes históricos de asuntos relacionados con la medicina siempre me ha encantado, será mi ramalazo de mujer “de letras”. Curiosamente hoy en el blog hablo de medicinas naturales y mira por dónde podía haber incluído el dicumarol como fármaco derivado de productos naturales como también lo son la digoxina o a atropina.
    Un saludo de parte de la “niñóloga”

    • Pues la siguiente entrada sobre anécdotas curiosas de Medicina es sobre el niño salado al darle un beso la matrona…shhhh, no digas nada, no te chives ;) seguro que sabes por dónde van los tiros

  5. De las que me gustan, vaya que sí. No conocía esta historia pero doy fe de que la usaré para quedar como un rey cuando se tercie. Saludos.

  6. Me he hecho un lio… Creo en farma me dijeron que lo que causaba las hemorragias en los terneros era la Warfarina, ¿es lo mismo que el dicumarol?

    Por cierto, en mi casa y en mi pueblo se sigue comiendo gachas con harina de almortas… No muy frecuentemente la verdad, pero no me imagino unas gachas manchegas sin ella :)

    • La warfarina es un dicumarínico, igual que el acenocumarol :)
      Por Andalucía no he visto yo la almorta y tengo entendido que es causante de latirismo; imagino que se cocinarán de una determinada manera y a conciencia para no tener problemas, ¿no?

      • Yo tengo entendido que producen latirismo cuando se consumen muy frecuentemente (he leído en Internet que más del 30% de las calorías de la dieta). Eso ahora no es muy frecuente en la Mancha, pero mis abuelos me cuentan que cuando eran pequeños había familias que básicamente comían gachas.

        No creo que la forma de cocinar tenga nada que ver, porque es un plato que no tiene mucho tiempo de cocción, por lo que no creo que se vallan los tóxicos.

        Vamos que por comer alguna que otra vez, no creo que pase nada. Es un plato típico de “Cajtilla-La Mancha”, yo recomendaría que lo probaseis! :)

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