Doparse es algo tentador. No sólo lo hacen los deportistas sino los estudiantes y los trabajadores que quieren estar lo más activos posible con una “ayudita”, forzando la maquinaria.Quien se dopa suele pensar en los efectos positivos provocados por lo que toma, pero a veces no es del todo consciente de los efectos secundarios que conlleva el dopaje.
La autotransfusión saltó a la fama en 2006, tras leer y escuchar en la prensa diaria la “Operación Puerto“, con varios deportistas españoles implicados. Citius, altius, fortius. Queremos llegar más rápido, más alto, más fuerte y cuando no podemos alcanzar la meta soñada por las evidentes limitaciones de nuestro cuerpo por mucho que entrenemos, aparece el diablillo en nuestro hombro izquierdo susurrándonos al oído que tal vez sería bueno un empujoncito, una ayudita discreta que fuera difícil de detectar en un control antidopaje rutinario. Cuando pasamos a practicar deporte de forma profesional y nos encontramos a personas con más masa muscular que un toro y capaces de pegar el doble de pedaleadas por minuto o el triple de zancadas, la tentación está ahí mismo, donde no se llega con el entrenamiento y las capacidades propia se quiere llegar de forma artificial.
La resistencia al ejercicio físico y la capacidad de responder a la demanda de energía del deporte que estemos practicando depende, en cierta medida, de la oxigenación de nuestra masa muscular y que cuanto más músculo tengamos, más oxígeno necesitaremos para cubrir su demanda. Hace tiempo se sabía que los atletas que entrenaban en zonas de mayor altitud sobre el nivel del mar, con menor presión de oxígeno, tendían a “fabricar” más glóbulos rojos que atraparan el oxígeno y lo transportaran, compensando así esta situación, lo que hacía que cuando compitieran en zonas de menor altitud tuvieran ventaja frente a otros deportistas que no hubieran hecho eso y no tuvieran ese exceso de glóbulos rojos en la sangre. La responsable de esa fabricación acelerada y masiva de nuevos glóbulos rojos que transportaran más oxígeno es la eritropoyetina (EPO), una hormona fabricada en el riñón en un 90% y el hígado en el 10% restante como respuesta a la carencia de oxígeno. En el año 2000 se incluyó en la batería de pruebas antidopajes el rastreo de EPO, con lo que quienes solían usarla dejaron relegada esta hormona y volvieron paulatinamente a las autotransfusiones, un método muy usado en los años 70 y primera mitad de los 80 que aseguraba una sobrecarga de glóbulos rojos pero era más peligrosa y menos cómoda que inyectarse EPO.
Ya hablé hace tiempo de las transfusiones y comenté que no se suele transfundir la sangre entera, sino algunos de sus componentes según lo que se necesite. Entender esto nos ayuda a comprender mejor el peligro de las autotransfusiones en manos poco expertas.
El primer peligro a tener en cuenta es la sobrecarga de eritrocitos en sangre. Que aumente el hematocrito (cantidad de eritrocitos por volumen de sangre) la espesa, lo cual lleva a hipertensión arterial y dolor de cabeza, además de predisponer a la formación de trombos sanguíneos. Por otra parte, no es lo mismo transfundir un concentrado de hematíes que sangre entera, en el primer caso sólo van los hematíes, en el segundo los glóbulos rojos, las plaquetas, etc.
El segundo peligro,que la sangre se conserve mal. Es necesario tenerla en un refrigerador exclusivo para ella, con una proporción adecuada de anticoagulante y entre 4 y 6ºC durante 21-42 días según el tipo de anticoagulante.
El tercero, la reacción transfusional y la sobrecarga del sistema. Aunque sea su propia sangre, el deportista se está introduciendo algo desde fuera, más cantidad de sangre a un organismo acostumbrado a tener un cierto volumen de líquido fluyendo por sus vasos sanguíneos. Si no se controla bien la cantidad y la velocidad a la que se infunde, se puede provocar una sobrecarga en el sistema cardiovascular. Y la reacción transfusional puede presentarse, con dolor, fiebre, escalofríos, malestar, por una bolsa de sangre en mal estado, que se haya contaminado con una bacteria, por ejemplo. Hay menos riesgo de reacción transfusional en una autotransfusión que en una transfusión de donante, pero el riesgo persiste aunque sea mínimo.
Hasta ahora la autotransfusión parecía un método “limpio” e indetectable, pudiendo aducirse hasta cierto punto el entrenamiento en zonas de altitud para justificar un mayor hematocrito; sin embargo, al conseguirse encontrar en los análisis rutinarios restos del plástico empleado en las bolsas de conservación de la sangre ese argumento deja de ser válido.
Éstos son los aspectos negativos de este tipo de dopaje que veo desde el punto de vista hematológico. Quizá vosotros, queridos lectores, penséis en otros detalles, tengáis curiosidad por algún otro aspecto u os queden dudas. Adelante, los comentarios están abiertos
Artículo dedicado a Supermon por todos los datos aportados, todas las anécdotas y el material que me reservo para los comentarios
Bibliografía:
Cuestiones de Hematología, de San Miguel
Uso de anabólicos por atletas adolescentes
Lucha contra el dopaje como objetivo de Salud
Fisiología, de Guyton
Eritropoyetina y dopaje sanguíneo: ¿el oxígeno sobre todas las cosas?
Hematología: Medicina de laboratorio, de Miale
Cómo me ha gustado, has tratado justo el tema que más me interesaba y te lo agradezco un montón;) Voy a recomendar de inmediato esta entrada.
Como ya te comenté este asunto puede levantar “ampollas” entre algunas personas que conozco. Nuevamente muchas gracias Sophie;)
¡Ah! Se me olvidaba, y la bibliografía que añades es estupenda, gracias.
De nada, muchachito. Me gustaría que quienes se dedican de forma amateur o profesional al deporte y hayan visto algo similar me comentaran sus impresiones y sus dudas así que recomienda, recomienda
A las personas a las que he recomendado este artículo les ha gustado mucho el artículo y les ha ayudado a aclarar algunos conceptos que tenían un poco confusos con este tema. ¿Ves? Si ha sido mano de santo
Me alegro Al menos espero que tengan claro a lo que se exponen si decidieran hacer algo así.
Genial, como siempre, y superdidáctico. La Santa Patrona recomienda esnifar purpurina.
Gracias pequeña flor. Esto me recuerda que soy una desagradecida y aún no he puesto la imagen de la Santa Patrona en el lateral del blog, despistada que es una
A mí todo esto me trae hasta buenos recuerdos…para comentar en selectividad tuve un texto sobre el dopaje en el deporte (ciclismo más concretamente creo recordar) y oye, lo bordé (según el corrector xD)
Fuera de historias personales…mucho dinero tienes que ganar, y mucho tienes que alimentar tu ego siendo el primero para arriesgar tu vida así. Yo nadé durante mucho tiempo y llegué a competir pero no vi nada de esto, todo hay que decirlo (aunque la natación no suele ser un deporte en el que se den muchos escándalos de este tipo..)
Sí, mucho dinero tiene que haber por medio y mucha tentación para lanzarse a algo tan arriesgado. Además, quien se dopa lo hace “con tós sus avíos”, ya que si incrementas tu masa muscular a lo bruto, necesitas mucho oxígeno para alimentar esa masa muscular, además de tener cuidado con los tendones para que no se rompan por exceso de tensión muscular. En natación no he escuchado nunca hablar de dopaje y eso que yo también he nadado y competido (y ahora sólo nado en agüita salá en verano), pero en otros deportes sí se han escuchado rumorcillos.
¡Hola! Gracias por la dedicatoria, aunque me temo que mi aportación no pasó de comentar chascarrillos. Lo que siempre pasará (en esto y en todo) es que la trampa va por delante de la ley. Como dijo una farmacéutica (hablando de los chavales del club ciclista de su pueblo, que no citaré) “éstos saben más que yo”.
Uno de los médicos del Sevilla, que es además profesor de la facultad de Medicina, comentaba una vez que los chicos son más listos que el hambre y los médicos tenemos que estar continuamente actualizándonos y estudiando para ir por delante de ellos. Técnicas de dopaje hay muchas y cada día ingenian una nueva.
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Hola, hace unos meses que leo tu blog y me gusta bastante. Yo creo que la gente que se dopa no debe tener muchos escrúpulos. Hace poco, leyendo la Interviú en la peluquería salía un reportaje sobre el tema y sacaban transcripciones de conversaciones entre los deportistas y los “médicos”. Y era asqueroso. La lástima es el desprestigio, bastante duro es dedicarse profesionalmente al deporte en este país como para que encima la gente piense que vas “enchufao”.
Gracias por el halago. La falta de escrúpulos la veo en el compañero con fonendo que se dedica al dopaje; por parte del deportista veo poco amor propio y poco a mor a su salud, quizá por desconocimiento de lo que se puede jorobar la vida. Lo malo es lo que tú dices, la sombra de sospecha que queda sobre nuestros deportistas profesionales…
En la Operación Puerto se descubrió que Merino Batres (Hematólogo del hospital de la princesa) y Eufemiano Fuentes habían mejorado el protocolo de autotransfusiones con las “Siberias” en las que congelaban los hematíes para que duraran mucho mucho más tiempo (2 años??).
Lo curioso es que tras la Operación Puerto, al ya no tener acceso a estos materiales, los deportistas han tenido más problemas con las autotransfusiones(Hace un par de meses Riccardo Riccó acabó ingresado por sangre en mal estado), vaya que los tipos la guardan en la nevera con la leche y la margarina.