Nota: artículo revisado.
Querida María:
te enteraste hace poco de que yo estaba rotando en Trombología y me comentaste de pasada que habías empezado a tomar anticonceptivos hormonales orales, la famosa píldora. Tu médico de cabecera te había dicho que antes de recetarte esa píldora era necesario hacerte una buena historia clínica, ver los antecedentes que había en tu familia de enfermedades tromboembólicas y, si estaba justificado, pedir una analítica exhaustiva para descartar que pudieras tener problemas.
Ya te conté hace mucho tiempo cómo funcionan los anticonceptivos hormonales orales e impiden que nos visite la cigüeña en mal momento. Si recuerdas mi explicación, en esa píldora hay un cierto contenido de estrógeno que se añade a tu cuerpo. Pues bien, ese estrógeno tiene una serie de funciones en nuestro organismo y uno de sus efectos curiosos es que inhibe a una proteína que tenemos en la sangre que se llama Antitrombina III. Esta proteína es muy importante, ya que controla el proceso de coagulación y evita la formación de coágulos y trombos a destiempo. Si el estrógeno se abraza a esa Antitrombina y le impide trabajar, los otros elementos que hay en la sangre que favorecen la coagulación trabajan a sus anchas, facilitándose que se formen esos temidos coágulos que a tantas chicas jóvenes ha llevado a Urgencias a toda velocidad.
No te asustes, María, a la coagulación y la anticoagulación hay que tenerles respeto, pero nunca miedo. Generalmente a una chica sana, sin problemas de coagulación, es raro que el estrógeno que reciba le ocasione problemas. Sin embargo hay chicas que, sin saberlo, tienen un cierto déficit de Antitrombina III o alguna pequeña alteración de los elementos de la coagulación que ayudan a que todo esté en equilibrio y ni esté la sangre demasiado líquida que cause hemorragias ni demasiado espesa que se formen trombos. Esa chica es un castillo de naipes que con un pequeño soplo se puede venir abajo y ese soplo puede ser el tomar la píldora anticonceptiva sin haberse hecho un estudio previo para ver que no hay contraindicaciones para tomarla.
Lo dicho, querida María, espero que venzas tu miedo a los médicos, no tomes la píldora por tu cuenta “porque en tal farmacia me la dan sin receta” y quien tenga el fonendo al cuello te haga una buena historia clínica y esté pendiente de tus antecedentes personales y familiares antes de prescribir…