Ayer iba por la calle cuando vi pasar a Emilienko con su bici. Me alegré de saludarle…y de paso le metí la bronca por ir sin casco, que es cierto que no se iba a despeinar, pero un susto con la bici nos llevamos todos al menos una vez en la vida y si es con las neuronas protegidas, pues mucho mejor.
Con todo esto me acordé de cuando en la facultad nos contaban los niveles de prevención: primaria, secundaria, terciaria.
La prevención primaria busca evitar que ocurra la enfermedad. En este caso, ponerse el casco evita la enfermedad, el mal a la salud y la integridad física en gran parte o su totalidad.
La prevención secundaria se preocupa de diagnosticar y curar lo antes posible una enfermedad o patología, cuando está ahí pero no da síntomas aún. Es lo que se hace, por ejemplo, con las citologías vaginales con el fin de detectar pronto un papiloma o cáncer de cuello de útero inoportunos.
La prevención terciaria busca frenar en la medida de lo posible la enfermedad, evitar que vaya a más y provoque serias secuelas. Por ejemplo, una muela cariada que esté provocando un señor flemón…hay que quitarla antes de que la cosa vaya a más y monte un buen estropicio.
Y esto, queridos niños, es el post de inauguración de la semana.
Serendipias que tiene la vida, justo después de leer esta entrada me apareció lo siguiente en el google reader.
http://www.fogonazos.es/2011/10/en-la-sabana-ponte-el-casco.html
La leche xD