Ver a Jim Carrey en una película realizando miles de movimientos repetitivos, soltando vocales sin sentido, con múltiples tics, puede ser divertido. Ver a una persona en la vida real comportándose así es realmente perturbador. Posiblemente, esa persona sufra el síndrome de Gilles de la Tourette, como le ocurre al portero de la selección de EEUU.

Este síndrome fue descrito en 1885 por primera vez por George Gilles de la Tourette, siendo su causa desconocida por ahora. Se desarrolla durante la infancia con movimientos breves, repentinos y repetitivos, muy rápidos, en forma de tics como parpadear, mover los hombros o muecas faciales en los casos más leves, llegando a la coprolalia (soltar obscenidades sin parar), la ecolalia (repetir palabras o frases de otras personas) o golpearse la cara en los más graves. Esos tics empeoran cuando la persona está nerviosa o excitada y se calma realizando tareas que exijan una gran concentración como el deporte o tocar un instrumento musical. ¿Pueden reprimirlos por sí solos? Sí, pero su ansiedad aumenta, sobre todo cuando presienten que van a sufrir una crisis.

El siguiente documental es un buen resumen de lo que sufren estas personas:

Tim Howards, el portero de la selección estadounidense, piensa que su enfermedad tiene algo que ver con que sea buen portero. Quienes tienen este síndrome son muy conscientes de sus movimientos, tanto voluntarios como involuntarios, aprendiendo a controlar en la medida de lo posible sus tics y sus movimientos voluntarios. Lo cierto es que ante los belgas demostró unos reflejos increíbles, realizando algunas de las mejores paradas de este Mundial.

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