milkNota: este artículo puede leerse también en Museo de la Ciencia.

Hoy vuelvo a ponerme seria para hablar de un tema que seguramente os habréis planteado en más de una ocasión. El fin de semana pasado me acordé de él al estar con una amiga que tiene intolerancia a la lactosa y con la que he hablado en unas cuantas ocasiones de la conveniencia o no de que un ser humano adulto tomara leche.

Hace un tiempo tuve ocasión de leer un buen artículo de Pablo Palenzuela en La lógica del titiritero que comenzaba así:

En 1903 el filósofo George Edward Moore le puso el nombre de “falacia naturalista” a la creencia de que “todo lo natural es necesariamente bueno”. Esta creencia sigue teniendo adeptos, con independencia de que resulte difícil saber con exactitud qué es “natural” o “artificial” (incluso qué es “bueno” o “malo”). He oído versiones de la “falacia” en frases tales como “el hombre es el único mamífero que consume leche en estado adulto”, dando a entender que esta costumbre es “anti-natural” y, por ello, perjudicial para la salud.

Efectivamente, la falacia naturalista está más presente de lo que nosotros mismos nos imaginamos, sobre todo en temas de salud. Cuando estaba en la facultad me enfrenté varias veces a esta falacia y ahora que me estoy preparando el MIR sigo enfrentándome a ella. Uno de los asuntos que más me han planteado amigos y familiares es si la leche es mala para la salud. Que si es antinatural que el ser humano adulto consuma leche porque eso es algo reservado para mamiferos lactantes, que si favorece el desarrollo de ciertos cánceres, sienta fatal al aparato digestivo, etc. En HomoScience tuvimos un debate sobre el tema y hoy vuelvo a la carga con él, aportando datos que sustenten mi postura: que la leche y sus derivados son buenos para la salud y no perjudican en absoluto al ser humano no lactante. Quiero dejar claro que aquí aporto una serie de argumentos a favor de mi postura y que estoy totalmente abierta a réplicas y a que se me lleve la contraria siempre y cuando se aporten enlaces, artículos, pruebas, etc. Ya sabéis: la carga de la prueba incumbe al que afirma ;)

Tras esta larga introducción, vamos al tema principal: ¿es mala la leche para la salud? ¿Es antinatural tomar leche y sus derivados siendo mamíferos adultos? Yo sostengo que no. ¿Por qué? Por una serie de razones:

- La mayor parte de los adultos de España poseemos una enzima, la lactasa, capaz de metabolizar la lactosa de la leche, de manera que podemos aprovechar los nutrientes que nos aporta, especialmente calcio y vitaminas. ¿Es antinatural aprovechar que poseemos esa enzima para metabolizar la lactosa contenida en la leche?

- En caso de intolerancia a la leche siempre se puede recurrir a sus derivados, ya que en el proceso de fermentación se pierde la lactosa contenida en la leche mientras que sus nutrientes permanecen, pudiendo ser utilizados igualmente por el organismo.

- Habrá quien argumente que hay otras fuentes de calcio y vitaminas. Totalmente de acuerdo. Sin embargo, la leche y sus derivados son productos que los niños toman con más facilidad y comodidad, aparte de ser alimentos completísimos al tener calcio, vitamina D y fósforo, tres elementos importantísimos para la correcta calcificación de los huesos. A todo esto, remarco que estamos diciendo que la leche es buena para la salud en su justa medida, dentro de una dieta equilibrada.

- La leche no sienta fatal al aparato digestivo ni hace las digestiones más lentas. Tan sólo provoca diarreas y flatulencias en caso de no poseer la lactasa, pero en individuos tolerantes no causa ninguno de los efectos mencionados.

- En cuanto a que la leche favorezca la aparición y el crecimiento de ciertos tipos de cánceres, no se ha demostrado tal afirmación, con lo que es más un mito que otra cosa.

Y ya por último os dejo con la explicación de por qué muchos humanos adultos podemos consumir leche sin que nos pase nada.

Si echamos un vistazo al PubMed o el NEJM, por citar dos lugares que incluyen en su base de datos artículos científicos, encontramos que hay documentados casos de personas con intolerancia a la lactosa, un disacárido presente en la leche. Para poder metabolizarlo es esencial poseer una enzima llamada lactasa, presente en grandes cantidades en el organismo de los mamíferos lactantes. Conforme vamos creciendo, el organismo de los mamíferos va sintetizando una menor cantidad de lactasa. Hay una excepción: el ser humano. No todos los humanos, claro está, hay quien sigue produciendo lactasa en cantidades suficientes para poder metabolizar la lactosa sin problemas y quien la produce en menor cantidad o no la produce. Si echamos un vistazo a este artículo de Bersaglieri et al, podemos leer que:

In most human populations, the ability to digest lactose contained in milk usually disappears in childhood, but in European-derived populations, lactase activity frequently persists into adulthood (Scrimshaw and Murray 1988). It has been suggested (Cavalli-Sforza 1973; Hollox et al. 2001; Enattah et al. 2002; Poulter et al. 2003) that a selective advantage based on additional nutrition from dairy explains these genetically determined population differences (Simoons 1970; Kretchmer 1971; Scrimshaw and Murray 1988; Enattah et al. 2002), but formal population-genetics–based evidence of selection has not yet been provided

¿Qué quiero decir con esto? Pues que se ha descubierto la existencia de un gen que regula la formación de lactasa, la cual puede mantenerse o no con el tiempo, según el gen heredado. El gen “perdurable”, por llamarlo de alguna forma, está más presente en la población europea, sobre todo Centroeuropa, mientras que no se observa en el sur de África ( aunque es interesante reseñar lo que comenta Alfonso M. Corral, “No sólo existe la mutación “europea” de la que hablas. En África, tan sólo un 5% de la gente es capaz de digerir la leche, a pesar de no tener la mutación que poseemos los europeos.El motivo por el que ciertas poblaciones que se dedicaban a la ganadería en África podían digerir la leche fue un misterio hasta el año pasado cuando los científicos identificaron tres nuevas mutaciones que causaban que el gen de la lactasa no dejara de expresarse al hacernos adultos), Japón y América del Sur. En aquellas regiones del mundo donde no se hereda este gen, hay mayor intolerancia a la leche. Existe la hipótesis de que la capacidad de digerir la leche siendo adultos es una cualidad que ha surgido a partir de una mutación en aquéllas poblaciones que incluyeron la leche en su dieta habitual, siendo una gran ventaja evolutiva. Sin embargo, son sólo hipótesis, aún no comprobadas del todo.

Dicho todo esto,¿qué opináis del tema?

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monoCuando me mencionan la halitosis, me acuerdo siempre de uno de mis profesores favoritos, un profesor de Literatura que a la hora de enseñarnos Morfología y Sintaxis nos proponía frases “llamativas” para analizar. Una que jamás olvidaré es “Te huele el aliento a sobaco de mono”. Este tipo de frases, junto con su buen humor y la pasión que le ponía a la docencia me marcaron bastante, aunque no lo suficiente para que me decantara por las Letras en vez de por las Ciencias, pero eso es harina de otro costal. (Profe, si estás leyendo esto, que sepas que es con todo el cariño del mundo :mrgreen: )

Al turrón: la halitosis preocupa, y mucho. No es nada agradable tener un aliento fétido, tanto para el que lo padece en boca propia como para quien recibe el hedor en toda la cara. ¿Qué podemos hacer en caso de percibir que tenemos halitosis o de que nos lo indiquen? Evitar enmascarar el olor con chicles y sprays desodorizantes, porque la causa persiste y no se solucionará el problema. Es curioso, pero la mayoría de las personas que padecen halitosis no suelen acudir al médico de cabecera a consultar la causa de su mal aliento y los posibles tratamientos; en vez de ello, prefieren recurrir a los remedios “caseros” como infusiones de poleo, masticar hierbabuena, hartarse de chicles, comprar sprays para refrescar su aliento, etc. Da mucho apuro ir al médico y decirle “Mire doctor, que me huele fatal el aliento y no sé qué hacer“, pero es el primer paso para resolver este problema y el médico de familia está muy bregado ya en esas cuestiones.

Si echamos un vistazo al Pubmed, base de datos de artículos científicos actuales, nos encontramos con algunos artículos bastante interesantes. Todos coinciden en que la mayor parte de las causas posibles de halitosismal aliento se localizan en la boca. En segundo lugar, están las infecciones respiratorias y otorrinolaringológicas. Y ya por último, tenemos procesos generales (diabetes, por ejemplo), problemas de hígado o de riñones (que levante la mano el estudiante de Medicina que no esté harto de oír la dichosa frasecita “fetor urémico“). También hay que tener en cuenta que ciertos fármacos pueden resecar la boca o variar la flora bacteriana de la boca, favoreciendo la halitosis.

No nos engañemos: muchas halitosis se resuelven fácilmente con una adecuada higiene bucal. Un buen cepillado tras cada comida que incluya toda la dentadura (no sólo sacarle lustre a la parte delantera para tener una sonrisa brillante) durante el tiempo necesario y un colutorio suave ayudan bastante a eliminar restos de comida que al ser procesados por la flora bacteriana de la boca emiten compuesos sulfurados volátiles que dan ese mal olor. Repito que el colutorio debe ser suave y tampoco se puede abusar de él, ya que la mayoría suelen contener alcohol en su formulación y resecar la boca.

También ayuda el llevar una dieta equilibrada con bastante fruta y verdura, además de beber agua en cantidades suficientes para evitar el espesamimal alientoento de la saliva y que no pueda cumplir sus funciones. Al hilo de esto, recuerdo que quien siga la dieta Atkins o una dieta desequilibrada tendrá un aliento que tire para atrás (la explicación está en que los cuerpos cetónicos que se forman como resultado del aprovechamiento de la grasa para la obtención de energía son compuestos muy volátiles y con un olor muy característico). Por supuesto que cuando hablo de fruta y verdura no incluyo la cebolla y el ajo, “Quien coma ajo debe hablar para abajo“, y que tampoco hay que olvidar otros alimentos como algunos quesos y el café que tienen a quedarse adheridos a dientes y mucosa bucal, siendo una materia prima excelente para que las bacterias se pongan púas a “putrificar” y desprender los dichosos compuestos sulfurados volátiles.

¿Y qué decir de los “vicios sociales”? Pues que el alcohol reseca las mucosas y altera la flora bacteriana y el tabaco contiene sustancias olorosas como la nicotina que se quedan impregnadas en la boca. Nada que no se pueda arreglar con un buen cepillado de dientes.

Si a pesar de llevar una adecuada higiene y una buena dieta el problema persiste, es el momento de acudir al dentista para descartar problemas en la boca, como una periodontitis. ¿Y si el dentista descarta cualquier patología? Lo adecuado es acudir al médico de cabecera para averiguar la causa, descartando las patologías más frecuentes según los signos y síntomas que presente el paciente además del mal olor del aliento. Repito que puede dar mucho apuro acudir a consulta por esto, pero muchas veces la halitosis es un excelente signo que nos orienta acerca de diversas enfermedades; no en vano, nos pasamos la carrera estudiando cosas como “olor a manzanas verdes de la cetoacidosis diabética”, “fetor hepático”, “fetor urémico”, reconociendo el olor de un absceso de pulmón en las prácticas y un largo etc.

Dicho todo esto, ¿alguna duda acerca de la halitosis? ;)

Nota: entrada meneada. Muchas gracias :D

Enlaces recomendados:

Halitosis: an assessment protocol proposal

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Suturar es aproximar los bordes de una herida, acercarlos con el fin de favorecer la cicatrización, disminuyendo la tensión del tejido y acortando el proceso. Para suturar hay diversas técnicas: con hilo y aguja, que podríamos llamarla técnica tradicional, con pegamento adhesivo, como ya conté aquí, y con grapas.

Las grapas son muy utilizadas en Cirugía, sobre todo en la cirugía del abdomen, denominándose suturas mecánicas. Aunque se considera que se inventaron en el siglo XX, ya en la Antigüedad existían métodos parecidos, como el uso de hormigas y termitas, acerćandolas a los bordes de las heridas unidos para que los mordieran, separando luego el cuerpo para dejar las mandíbulas sujetando esos mismos bordes. También se empleaban espinas de acacia con ese fin. En 1908, Humer Hültl, cirujano, presentó en el 2º Congreso de la Sociedad Húngara de Cirugía una grapadora para la cirugía del estómago, que permitía la resección y el grapamiento del mismo. En 1921, von Petz presentó en el 8º Congreso de esa misma sociedad un instrumento parecido al de su maestro Hültl, de menor peso,con dos líneas de grapas de acero inoxidable que se cargaban manualmente y avanzaban paso a paso, sobre un riel,controlado por una especie de volante, que el cual al girar iba realizando el grapeado de la pieza quirúrgica en hilera doble. El resto de la historia, cómo evolucionaron las grapadoras quirúrgicas y fotos de las primeras que se fabricaron lo podéis ver aquí.

Las grapas son de acero o de titanio, materiales que apenas causan alergia, y facilitan mucho el proceso de sutura o de anastomosis ( unir dos extremos cortados, como por ejemplo cuando se secciona un trozo de intestino y se “empalman” los extremos cortados) en sitios difíciles como el estómago donde la sutura sería una labor complicada, o zonas cuya piel esté muy tensa o sometida a continuos Sutura mecánica con grapasestiramientos, como puede ser la espalda o la cadera, por ejemplo, realizando así suturas cómodas, rápidas y seguras. Gracias a las grapas se tarda menos en cerrar una vez que se ha terminado la intervención quirúrgica, porque la sutura con hilo y aguja es más laboriosa y lenta,de modo que los músculos (planos más profundos de la herida) se suturan con hilo reabsorbible y la piel (plano superficial) se sutura con grapas, agilizando el proceso. Además, suele conseguirse así una cicatriz más estética en grandes heridas que si se hiciera con hilo, y esas heridas cerradas con grapas adquieren antes resistencia a la tracción que las cerradas por otros métodos. Una vez que los bordes de la herida se ven pegagos y sin riesgo de reapertura, se quitan las grapas y se deja que termine de cicatrizar.

Nota: hay imágenes que podrían ilustrar mucho mejor este artículo,pero no las he incluido por ser algo cruentas para quien no pertenezca al ámbito sanitario :) También podría haber incluido la foto de la grapadora quirúrgica, pero todas las que encontraba tenían el nombre comercial a un lado y no me parece bien ir haciendo publicidad de una en concreto…

No olvidéis participar en el debate :¿ Es la Medicina una Ciencia? El 6 de abril haré un resumen de todo lo que se haya debatido y sacaré conclusiones.

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