Tras haber leído las respuestas a la pregunta que planteé, comienzo a explicar qué es una vacuna y en qué consiste la vacuna antigripal. Tengo previsto hacer un solo artículo, pero si en el debate surgen otras dudas no descarto hacer otro más. Lo he repasado varias veces con el fin de explicarlo en plan Barrio Sésamo y no extenderme demasiado, de manera que cualquier persona que no tenga ni idea del tema pueda entenderlo, así que omito muchos detalles técnicos, detalles que da Sonicando en su entrada sobre el mismo tema.
Cuando hablamos de vacunas, muchas veces olvidamos explicar cómo funciona el sistema inmune en caso de una infección. Tomemos como ejemplo la gripe: llega el virus de la gripe, el virus influenza, un ser extraño, a nuestro cuerpo, que detecta que hay un intruso y de inmediato activa a los linfocitos ( los glóbulos blancos de Érase una vez la vida) para que segreguen unos elementos muy útiles llamados anticuerpos. Los anticuerpos son estructuras que se pegan como lapas a esos elementos extraños y lo llevan a las células encargadas de cargarse esos elementos extraños ( macrófagos, células Natural Killer, etc, no voy a extenderme en esto). Tras esa primera infección, el sistema inmune por lo general “recuerda” cómo era ese intruso, de manera que la próxima vez que entre en el organismo se le ataca con mayor rapidez y efectividad. ¿Y qué hacemos al vacunar a alguien? Pues meter en su organismo ese mismo cuerpo extraño atenuado o muerto, o un trocito de él, con el fin de que los elementos del sistema inmune los reconozcan, “aprendan y memoricen” cómo son y se organicen y multipliquen para que la próxima vez que llegue un virus o una bacteria de ese tipo, haya un buen dispositivo montado para eliminarlos a la mayor velocidad posible y con los mínimos daños y riesgos.
¿Y cómo se prepara la vacuna contra la gripe?. Como diría Mapoto, “unos cuantos señores inteligentes con gafas se reúnen para decidir qué tipos de gripe son los que van a dar cañita este año”. Si vamos a la página del Ministerio de Sanidad y Consumo, podemos leer que aquí no nos fiamos ni un pelo y nos organizamos para pillar a tiempo ese virus, vacunar a la población y estar preparados para la temporada en la que se dan los casos, de noviembre a marzo. Lo primero es saber a quién nos enfrentamos: se detectan casos de gripe, se informa que los hay, se mira qué tipo de virus es el que está actuando y se realiza un informe. Una vez que sabemos qué cepas son las que están dando guerra, se organiza la defensa: vacunas que contengan las tres cepas que se ha demostrado epidemiológicamente que son las que con más probabilidad van a circular en la siguiente temporada. Esas vacunas se fabrican en huevos embrionados de pollo (de ahí que se pregunte a los pacientes si son alérgicos al huevo), cogiendo un virus, inoculándolo en el huevo para que crezcan, se reproduzcan y multipliquen. Cuando se tiene una buena cantidad, se inactivan todos, de manera que tenemos un virus completamente inútil que no hace daño, la “cáscara”, una sombra de lo que fue. Esos virus inactivos son los que nos inoculan al vacunarnos, de manera que cuando están en nuestro organismo, nuestro sistema inmune detecta que hay un intruso, el cual no puede hacernos daño porque ha perdido esa capacidad al inactivarlo, se le utiliza de “sujeto de pruebas” con el que el sistema inmune aprende y se organiza para cuando llegue el virus activo.
Las ventajas de la vacunación son claras: no se coge la gripe y en caso de cogerla, es menos virulenta que si no estuviéramos vacunados, lo cual repercute en nosotros ( no nos ponemos enfermos justo cuando nos íbamos a la sierra a pasar el día con nuestros amigos) y en nuestro entorno (no transmitimos el virus a nadie, por ejemplo al abuelito que está bastante pachucho y con las defensas disminuidas, al primito pequeño, a nuestra media mandarina, a nuestros pacientes en caso de ser médicos o enfermeros). En cuanto a quién debe ser vacunado contra la gripe, en este apartado del Ministerio de Sanidad y Consumo se puede ver.
¿Y por qué hay que vacunarse cada año? Por diversas razones: porque con el paso del tiempo, los anticuerpos que tenemos contra la gripe van disminuyendo, el sistema inmune baja la guardia y si se presenta el virus influenza no tenemos defensas suficientes para hacerle frente. Además, no todos los años atacan las mismas cepas de ese virus, que además tiene una cierta facilidad para mutar, con lo que es conveniente ese pinchazo anual que nos libra de la fiebre, los dolores musculares, los ojos llorosos, la sensación de “trancazo” o malestar, etc.
Por último: ¿os acordáis de la famosa gripe aviar? Pues mirad esta viñeta