Querido Ramón Barceló:
hace tiempo que me regalaste “Se coge una cebolla…“, que muchos pueden pensar que es un libro de receta más que añadir a la estantería, pero no es así. “Este libro pretende ser diferente: ser un libro de cocina para leer yu un libro de lectura para cocinar“. Puedo dar fe que lo has conseguido y con creces.
Tu libro me ha acompañado hasta terminar el primer año de residencia y empezar el segundo. Me ha servido para aprender algunos aspectos culinarios e incorporar recetas bastante sanas y fáciles a mi vida diaria. Tengo el absoluto convencimiento por lo que veo en mis guardias en Urgencias y lo que hablo con mis pacientes en la consulta o el pase de planta que la alimentación es un factor muy importante en nuestra salud pero muchos pacientes no le dan la misma importancia que le damos tú y yo.
Ejemplos de esto último te puedo poner a punta pala, Ramón. Recuerdo un profesor mío que comentaba que uno de los principales factores predisponentes para la aparición de los divertículos en el colon y las molestas diverticulitis era la falta de ganas para prepararse uno un buen potaje con todos los avíos, sus verduritas y sus legumbres, “que ahora los jóvenes tiráis más por precocinados y filetes a la plancha“. Escasez de fibra, exceso de materia fecal que no “fluye” a la velocidad adecuada, aumento de la presión en el interior del intestino, protrusión en forma de bolsitas llamadas divertículos (que de divertidas tienen poco) y, con el tiempo, inflamación.
Otro ejemplo lo veo en las personas hipertensas. Acostumbrados al salero en la mesa o las comidas “sabrosonas“, algunas ponen cara rara cuando se les explica que hay que ver el lado bueno de las cosas y aprender a condimentar con hierbas aromáticas para suplir la carencia de sal y así no sentir que la comida está “sosona“. Sin embargo, esa medida les puede ayudar bastante a controlar su tensión. Lo mismo pasa con los que tienen alto “el coleteró“ y tienen más fe en las estatinas que les bajarán ese colesterol malo que en una dieta sana y equilibrada con restricción de grasas, que no tiene por qué ser aburrida. En fin, qué te voy a contar que no sepas.
Mil gracias Ramón. Ahora que en breve comienzan mis vacaciones tengo apuntadas algunas recetas para seguir disfrutando ese momento de paz y tranquilidad en la cocina, cogiendo una cebolla para comenzar a cocinar, metiendo la nariz en los botes de especias…