Los anticonceptivo hormonales orales aparecieron en los años 60, suponiendo una revolución tanto a nivel médico como social. Desde la aparición de los combinados de hormonas (estrógenos y progestágenos) hasta la actualidad se ha investigado e innovado mucho, estudiando el efecto sobre la fisiología humana, las dosis y forma de administrarlas más adecuadas, minimizando los riesgos derivados y siendo empleados no sólo con fines anticonceptivos, sino como forma de regular ciclos menstruales alterados, hirsutismo y acné femeninos por poner unos ejemplos.
Para entender su mecanismo de acción es preciso comprender primero cómo se producen la ovulación y la preparación del útero para albergar un posible óvulo fecundado.
En el cerebro existe una zona, llamada hipotálamo, que es la que manda la información para que el cuerpo libere una u otra hormona en la cantidad precisa para funcionar. Le envía esa información a la hipófisis, una glándula que se encarga de soltar, entre otras, dos hormonas importantes para que se ponga en marcha el ciclo de ovulación y preparación del útero : la FSH y la LH. Ambas llegan al ovario y lo activan, de manera que éste empieza a elaborar andrógenos, progestágeno y estrógenos al mismo tiempo que en su interior termina de madurar un óvulo, el que será expulsado cuando esté listo para ser fecundado, recorriendo el camino de la trompa de Falopio hacia el útero. El estrógeno y el progestágeno liberados llegan al endometrio (capa interna del útero, la encargada de albergar el futuro embrión en caso de fecundación) y éste empieza a prepararse, engrosándose y aumentando la cantidad de vasos sanguíneos de la zona, formándose una segunda capa más esponjosa y vascularizada;esto es lo que se conoce como proliferación y diferenciación del endometrio, porque se puede diferenciar, dividir en dos capitas, la básica o fija y la nueva o desprendible. También influyen en la composición del moco cervical, haciéndolo más abundante y fluido en los días fértiles del ciclo para facilitar el transporte de los espermatozoides y la implantación del embrión en la cavidad uterina, así como en la contractilidad de las trompas de Falopio, incrementándola para favorecer ese mismo desplazamiento de los espermatozoides.
Tal como se ve en la imagen ( pinchen en ella para verla mejor), una parte del estrógeno y del progestágeno elaborados por el ovario van hacia la hipófisis y el hipotálamo, actuando en este caso como mensajeros que avisan que hay suficiente cantidad de ambas hormonas y, por tanto, no hace falta que se manden más FSH ni LH. Esto se conoce como mecanismo de retroalimentación negativa: a mayor cantidad de estrógenos y progestágenos se sintentizan y liberan, menor cantidad de FHS y LH es preciso sintetizar y liberar.
Estas hormonas, estrógenos y progestágenos, se elaboran y secretan en cantidades variables a lo largo del ciclo ovárico y menstrual de la mujer, habiendo un pico de secreción máxima en los días fértiles y un posterior descenso. Si no se produce la fecundación, al disminuir la cantidad de esas hormonas deja de mantenerse la capa desprendible del endometrio y se suelta, siendo eliminado junto con el óvulo, que ya ha degenerado, y una ligera hemorragia intermitente a lo largo de cuatro a seis días.
Los anticonceptivos hormonales orales no hacen más que engañar al cuerpo. Se presentan en envases con 28 comprimidos, cada uno en su compartimento, indicándose el día en que deben ser tomado porque la cantidad de una u otra hormona va variando poco a poco, imitando el ciclo natural del cuerpo humano, siendo las siete últimas píldoras un placebo, indicado con otro color. Esas píldoras contienen estrógenos y progestágenos en cantidades suficientes como para llegar al hipotálamo y la hipófisis y, mediante ese mecanismo de retroalimentación negativa, inhibir la elaboración y secreción de FHS y LH; estas dos últimas hormonas no llegan al ovario, por tanto éste no elabora las restantes hormonas ni prepara ningún óvulo nuevo para ser expulsado, evitándose la ovulación. Se crea un ciclo menstrual artificial, porque el estrógeno y el progestágeno contenidos en las píldoras son suficientes para causar la diferenciación del endometrio, pero esta diferenciación es escasa e inadecuada para cumplir su labor. Al llegar a las píldoras placebos se produce una eliminación brusca de la cantidad de hormonas que el cuerpo recibe, teniendo lugar la menstruación. Asimismo, se inhibe la contractilidad de las trompas de Falopio, el moco cervical se hace más escaso y espeso, de manera que los espermatozoides ven dificultado su ascenso; y en caso de que hubiera una ovulación y posterior fecundación (se da en un pequeño porcentaje, por irregularidad en la toma de la píldora) el embrión no logra aferrarse al endometrio y es eliminado junto con él en esa menstruación artificial.
Como ven, el mecanismo de acción de la píldora anticonceptiva es un auténtico engaño