Vas por la calle, 39ºC a la sombra, la lengua seca y áspera. Notas que te estás poniendo de mala leche, que tienes un zumbido raro en los oídos,un mareo que cada vez va a peor y una sensación muy desagradable de malestar general, la piel colorada, incluso sensación de fiebre. Te está dando un golpe de calor...

Los golpes de calor o insolaciones son propios de esta fecha (perogrullada del día, sí señor). Son muy desagradables y fáciles de evitar siguiendo una serie de recomendaciones de sentido común:

  • Evitar las horas de más calor en la calle, de 12 a 16 y sobre todo no exponerse al sol
  • Llevar siempre encima una botella de agua, caramelos o frutos secos. Lo adecuado es ir bebiendo poco a poco y con frecuencia incluso si no se tiene sensación de sed, no beber de golpe medio litro de agua
  • Incrementar el consumo de fruta y verduras frescas contribuye bastante a estar hidratados.
  • El tinto de verano y la cerveza son muy tentadores, pero no dejan de ser bebidas alcohólicas que ayudan a deshidratarse, por lo que es bueno alternarlos con agua o evitarlos en las horas de más calor
  • Llevar prendas de algodón, transpirables, junto con una gorra o pañuelo que cubra la cabeza. Ya se sabe, la azotea siempre a salvo.
  • Si no hay más remedio que trabajar al aire libre y en horas de solano, descansar de vez en cuando a la sombra y beber agua y otros líquidos continuamente.
  • La crema protectora no sólo sirve para cuando se va a la playa, en la ciudad o el campo tenemos que protegernos también

¿Y qué hacer si sufrimos un golpe de calor o vemos a alguien con una insolación tremenda? Lo primero es irse a un lugar a la sombra, si es posible que sea fresco y empezar a ingerir líquidos y abanicarse, además de secar el sudor y aplicarse agua fresca sobre todo en frente, nuca, cuello, etc, para disminuir esa sensación tan incómoda de intenso calor. Si pierde la consciencia o a pesar de todo eso se sigue encontrando mal, es el momento de visitar Urgencias o el Centro de Salud para rehidratarse.

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Ver una oreja con pegotones de cerumen da grimilla, lo reconocemos, pero pasarse de limpios puede ser a veces contraproducente, sobre todo cuando no nos limpiamos bien.

El cerumen es producido por el epitelio que recubre el conducto auditivo. Sus funciones básicas son evitar infecciones y echar hacia fuera la suciedad que se deposita proveniente del exterior.

Quitarse el cerumen con un bastoncillo no es buena idea, porque más que retirar lo empujamos hacia dentro, ayudando a formar tapones; escarbarse con el bastoncillo tampoco ayuda, mucha gente se araña el conducto auditivo desprotegiéndolo por completo., algunos parece que están buscando petróleo. ¿Y los sprays de limpieza? Muchos contienen agua de mar y en principio su fundamento es el mismo que el que se sigue para irrigarse la nariz con agua marina o suero fisiológico; el caso es que muchas veces no es necesario recurrir a ellos para una limpieza eficaz, no hacen daño si no se abusa de ellos pero tampoco son imprescindibles.

Vale, muy bien, pero ¿cómo nos limpiamos bien el oido? Pues mirad, por lo general basta con limpiarse con un pañuelo la parte más exterior, la cerilla que ha ido saliendo. Lo ideal es hacerlo después de la ducha, cuando con el vaporcito se ha reblandecido. Darse con el chorro de agua no es tan buena idea como parece, por el riesgo de pillar una otitis externa. Como bien me ha recordado Fernando Frías, los oídos hay que limpiárselos con el codo :) no hace falta limpiar más allá de la parte más externa, hasta donde se llegue con un pañuelo o toalla, pero sin intentar ahondar.

Y con esto terminamos la lección de Médico Sésamo de hoy :)

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Si os encontráis con una persona sorda y, para haceros entender, eleváis el volumen de voz, pueden ocurrir dos cosas: que entienda lo que queréis decir con sólo hablar un poco más fuerte o que siga sin enterarse ni papa. ¿Por qué?

A grandes rasgos podemos hablar de dos tipos de sordera: de transmisión y de percepción. En la de transmisión, hay algo que impide que la onda sonora entre en el oído, choque con el tímpano, se transmita a través de los huesecillos (recordemos: yunque, martillo y estribo) hasta la cóclea o caracol y desde ésta se mande, a través del nervio auditivo, la señal al cerebro. En la de percepción no hay fallo de transmisión de la onda, pero hay algún problema o defecto en la cóclea o el nervio auditivo que hace que la señal auditiva no se transmita bien.

¿Os imagináis a estas alturas por dónde van los tiros? Sí señor, alguien que tenga una hipoacusia de transmisión conserva la capacidad de “entender” y descifrar los sonidos, mientras que alguien con hipoacusia de percepción puede oír estupendamente pero no entender bien, no discriminar con facilidad un sonido de otro, da igual que elevéis el tono de voz o tenga unos maravillosos audífonos (aunque esto también ayuda) que amplifiquen mucho.

Ésta es la sesión de Médico Sésamo de hoy. Dedicada con mucho cariño a Mapoto, por ser tan resalao y a Biónica, por todas las sonrisas que me ha provocado leer algunas aventuras suyas.

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