Cuenta Jose María Lloreda en el descacharrante, verídico y recomendabilísimo post “Mire al niño, por favor…” que ” Me da igual que me graben, es más, me gustaría que la cuna de reanimación tuviera cámara, pero no que me grabe la cara el padre, que no quiero salir en el mismo vídeo con un recién nacido y una vulva dilatada. No me aporta nada a mi carrera artística.“
Se nos va de las manos el asunto, señores. Lo grabamos todo, lo compartimos todo. Practicamos una extimidad total y absoluta. Con un smartphone nos sentimos unos artistas y nos parece que no hay límites. ¿Seguro?
En un hospital, el tema es delicado. Me he encontrado con el caso de una compañera publicando en sus redes sociales su cara sonriente mientras realizaba un aspirado de médula ósea. Mi primera reacción fue enarcar una ceja a lo Carlos Sobera. Cierto, no se le ve la cara al paciente pero…¿le pidió permiso para subir esa foto a sus redes sociales? ¿Es interesante ver una aguja clavada en el lomo de un paciente? Lo mismo pasa con las fotos que se hacen en una guardia…¿a quién no se le ha colado en la foto de Instagram, junto al busca, el fonendo y el café, la esquinita de un informe con datos de identificación de un paciente?
En el otro extremo están los pacientes o familiares del paciente que ponen a funcionar la grabadora del móvil cuando entra un sanitario en la habitación. ¿Han pedido permiso para grabar? ¿Qué uso van a darle después a esa grabación? Actualmente, con los sanitarios cada vez más quemados por las condiciones de trabajo y practicando cada vez más una medicina defensiva en previsión de posibles reclamaciones y demandas judiciales, encontrarse con un paciente o su acompañante con el móvil grabando la conversación no favorece la confianza ni la naturalidad. “Cuidado con lo que se comenta en la habitación tal y más cuidado todavía con las preguntas que hace el paciente, que graba la conversación a pesar de haberle avisado que posiblemente no sea legal lo que hace“.
Oye, que las nuevas tecnologías están muy bien. Que es una pasada poder enviarle a un compañero una imagen de microscopio mediante whatsapp para que te dé su opinión al instante, que es muy bonito que los abuelos tengan desde el primer minuto la foto de la criaturilla. Pero un poquito de mesura y sentido común no nos vendría mal…
Ni siquiera se me habían pasado por la cabeza esas posibilidades…. Madre mía….
Pues éstas y más, Irene, te lo aseguro. He visto cada cosa…
Hola, quería señalar que de hecho sí es legal grabar una conversación en la que se toma parte
http://derechoynormas.blogspot.com.es/2010/05/es-legal-grabar-las-conversaciones-y-ii.html
Gracias por la puntualización y el enlace