Nota: debido a la avalancha de comentarios que han derivado en otros temas, desvirtuando por completo el debate se cierran los comentarios.Que tengan un buen día
Cuando hablé hace tiempo de la limpieza hepática de Andreas Moritz, me llovieron comentarios y correos. En su momento me asombró que hubiera personas con suficiente tiempo libre para insistir pesadamente en ponerme vestidita de limpia, en llenar dos folios enteros de insultos al blog y testimonios acerca de la maravillosa limpieza, incluso ofreciéndose a enviarme las piedras que decían haber expulsado o, como se cerraron los comentarios para evitar el efecto hilo podrido, comentaban en otras entradas del blog. Pasé olímpicamente de todo eso, llevar tiempo con un blog da solera y aguante frente a trolls, personas con ganas de insultar y pseudocientíficos con ganas de guerra, aparte de que quien pasa al insulto y el ataque personal por no estar de acuerdo con lo que escribo no merece que le dedique mucho tiempo. En fin, siempre había pensado que cada uno puede hacer con su salud lo que le dé la gana, pero ir difundiendo dogmas antisalud, ir en plan gran gurú de la salud cargándose los principios elementales de la Medicina ya es pasarse de rosca. Tantos años, siglos, estudiando, luchando por comprender la Salud y la Enfermedad para que venga un charlatán a soltar sus dogmas y, lo que es peor, que sus “seguidores” no se cuestionen nada de ninguna manera ni busquen entender el por qué de las cosas. En su momento argumenté claramente por qué no me creía la limpieza hepática y todavía estoy esperando que alguien se deje de testimonios, de enlazarme páginas loando y alabando a Moritz, sin enlazar ningún artículo científico y me dé una explicación científica, racional y reproducible de por qué se produciría la dichosa limpieza.
Leí este fin de semana unos cuantos artículos muy interesantes en Pharyngula. Me encuentro con que Andreas Moritz va ahora y dice que el cáncer no es una enfermedad, sino una sana respuesta al estrés. Tócatelos, Mariloles, tanto tiempo intentando comprender la génesis del cáncer, por qué una célula normal que se reproducía con normalidad pierde el contr0l y se pone a proliferar como una loca y monta un gran circo en el cuerpo, tanto tiempo intentando frenar esa maquinaria desbordada y evitar, paliar o curar el cáncer y llega este hombre a decir “ah, no, no es una enfermedad”. Lo peor es que llegue alguien y se lo crea sin cuestionarse nada, sin preguntarse qué hay de cierto o falso. En Pharyngula no se cortan un pelo y lo dicen claramente: Dangerous idiot with bogut medical advice. Me entero también de a Andreas Moritz no le gusta que le critiquen ni le lleven la contraria, a eso le llama difamar e intenta cerrar los blogs de quien lo hacen, como Michael Hawkins o Pharyngula, intenta denunciarles, silenciarles, quitarles de enmedio. Oh my gosh. Y luego le preocupa que se haya formado ruido y la gente se haya fijado en él para decirle “pero vamos a ver, de qué vas”. A ver si lo entiendo: un charlatán, un pseudocientífico puede tranquilamente exponer sus teorías, no aceptar críticas, hacerse la víctima de quienes le lleven la contraria. Puede pedir que cierren blogs científicos, blogs detractores, puede enfadarse. Sin embargo, alguien que tenga un blog científico, que razone, que explique y argumente, no puede opinar, contestar, replicar ni patalear siquiera, se tiene que comer con papas lo que el otro diga. Si os dáis una vueltecita por cualquier blog cientifico, veréis las veces que hemos encajado un error, una opinión contraria, las veces que hemos recibido una colleja. Con deportividad, asumiendo errores porque no somos perfectos, se nos puede escapar un detalle o dejar algo sin explicar bien, yo la primera, que mi despiste es algo legendario ya. Las veces que nos hemos retractado o hemos corregido. No incluyo los insultos, claro está, quien se quiera desahogar que se vaya al monte a pegar gritos.
Hartita me tienen.