Obesidad tipo manzanaHace un tiempo leí que la estabilidad de una relación era equiparable a los anillos de un árbol, así que lo ideal era medir el perímetro abdominal del “costillo“. Así que ya sabéis, si vuestro parejito es lo que yo llamo un “budita feliz“, estad tranquilas, la relación va viento en popa.

Al hilo de todo esto, me acordé de la “obesidad manzana”. Lo llevan advirtiendo diversos científicos desde hace varios años: la obesidad centrípeta, también conocida como abdominal o “persona-manzana por acumularse la grasa en cintura y abdomen, es la más peligrosa y la que más complicaciones da a largo plazo. Una de las más frecuentes y estudiadas, el síndrome metabólico.

El síndrome metabólico se caracteriza por resistencia por parte del cuerpo a la acción de la insulina, con una sobreproducción de ésta por parte del páncreas, elevación de la tensión arterial, hiperlipemia (tener el colesterol por las nubes) y obesidad. ¿Y qué consecuencias tiene esto? La resistencia a la insulina es el primer escalón hacia la diabetes, que no es más que un problema endocrinológico en el que la insulina no es suficiente, el cuerpo se resiste a su acción y la glucosa no entra en las células y por tanto no es aprovechada por éstas. La tensión arterial elevada mantenida en el tiempo termina dañando las arterias, dando lugar a patologías tan variadas como daño a vasos sanguíneos de pequeño tamaño como los que hay en los ojos, riñones o pulmones, por ejemplo, así como infartos y roturas espontáneas con hemorragias ( que se suelen dar más en el cerebro). La hiperlipemia o colesterol alto favorece la formación de placas de ateroma, que endurecen las arterias haciendo que éstas pierdan su flexibilidad y pudiendo llegar a ocluirlas o a dar lugar a que se formen trombos que se desprendan y ocluyan posteriormente cualquier vaso sanguíneo de menor tamaño. Puede parecer catastrofista o exagerado todo lo anterior, así que aclaro que no se tienen por qué manifestar todos los elementos del síndrome, aunque estén ahí y sean el final de muuuucho tiempo de evolución.

La solución es bien sencilla: dieta equilibrada y ejercicio físico moderado. Los médicos no se cansan nunca de repetir que una buena alimentación combinada con ejercicio suave y buenos hábitos evitan la mayor parte de las enfermedades y aseguran una buena calidad de vida. Así que ya sabéis: si vuestra media mandarina va camino de ser un budita feliz…quizá sea buena idea proponerle apuntaros a un club de senderismo, regalarle una mochila muy bonita donde meter la botella de agua y los “utensilios de deporte” o aprender a bailar salsa…junto con el descubrimiento de que hay vida más allá de la comida precocinada y las hamburguesas que chorrean mostaza por los cuatro costados…

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Cuando hablamos de diabetes no hablamos de una enfermedad ( sé que contradigo el título, lo siento), sino de un conjunto de enfermedades que se caracterizan por la hiperglucemia (tener “mucho azúcar en la sangre”). Esa hiperglucemia se debe al defecto de secreción o de acción de la insulina.

La insulina es una hormona producida por el páncreas. Al ingerir cualquier alimento que contenga azúcares o hidratos de carbono, éstos son digeridos y transformados en glucosa, que es llevada a la sangre. El páncreas secreta insulina, que se encarga de recoger la glucosa para llevarla a las células, puesto que es el “combustible” principal del cuerpo; la que no es aprovechada la transporta para almacenarla, sobre todo en el hígado, el músculo y el tejido adiposo. En el hígado y el músculo se deposita en forma de glucógeno; cuando ambos están saturados y no pueden almacenar más, la glucosa es transformada en ácidos grasos, que se depositan luego en forma de grasa.

Cuando el páncreas no segrega insulina o lo hace en escasa cantidad, o en el caso de que el cuerpo no responda a la acción de esa hormona, hay un exceso de glucosa en sangre que cuando se mantiene durante mucho tiempo da lugar a fallos o daños en varios órganos, sobre todo en los ojos, los riñones, los nervios,el corazón y los vasos sanguíneos. Como la glucosa no llega a las células, se pone en marcha el mecanismo alternativo para conseguir energía, de tal manera que la grasa se descompone para conseguir abastecer al organismo, con lo que el diabético adelgaza de manera notable. Del mismo modo, el exceso de glucosa presente en la sangre debe ser eliminado,lo cual se hace a través de la orina, llevándose con ella gran cantidad de agua porque ejerce un efecto de “arrastre”; ello lleva a que el diabético orine con frecuencia y tenga mucha sed, bebiendo continuamente ( lo que se conoce en el lenguaje médico como poliuria y polidipsia, respectivamente).

Existen varios tipos de diabetes. Los más comunes son el tipo I o insulinodependiente (el páncreas no segregan insulina), el tipo II o no insulinodependiente ( el páncreas segrega poca insulina y el cuerpo se muestra resistente a la acción de la insulina), la diabetes gestacional (aparece en el embarazo y desaparece poco después,una vez finalizado éste) y la MODY (diabetes del adulto que se manifiesta en jóvenes menores de 25 años).

Se ha demostrado que el control de la glucemia (cantidad de glucosa que permanece en sangre ) impide o retrasa de manera notoria la aparición de las enfermedades y complicaciones mencionadas. Para ello se debe medir a diario y actuar en consecuencia, tal como se explica en la imagen de abajo. Si se lleva una dieta adecuada, con restricción de azúcares e hidratos de carbono, revisiones periódicas de los órganos más afectados, y se hace ejercicio de manera regular, junto con la toma de antidiabéticos orales o administración de insulina inyectada según el tipo de diabetes y las pautas recomendadas por el médico, es posible llevar una vida normal, sin alteraciones y sin temer enfermedades asociadas ninguna.

nivelesglucosa

Para conocer más: Portal Diabetes. net , Fundación para la Diabetes , American Diabetes Association ( en español).

Próximo post: Las moscas, esas interesantes aliadas de la Medicina

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