bladerunner.jpgEn el libro “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” de Philip K. Dick, adaptado al cine como “Blade Runner”, la Tierra es un lugar inhabitable tras la Guerra Mundial Terminal y los seres humanos se han visto obligados a colonizar otros planetas. Quedarse en ella significaba exponerse a la lluvia radiactiva y a ser clasificado como biológicamente inaceptable, como “especial” e inadecuado para reproducirse. Se han inventado los robots humanoides o androides orgánicos, asignándose uno para cada emigrante según las leyes de la ONU. Esos androides han ido perfeccionándose, ayudando a la colonización como esclavos. Finalmente se llegan a producir unos especiales, los Nexus-6, muy similares al ser humano, usados como mano de obra con fecha de caducidad y sin permitírseles la reproducción. Un grupo de ellos se rebela, siendo perseguidos por las Unidades de Blade Runners, policías especiales entrenado en el reconocimiento de los androides (en su jerga, andrillos) y su ejecución, disfrazada bajo el eufemismo de “retirada”. Para ello cuentan con un test especial, el test de Voigt-Kampff, que mide el nivel de empatía; se sabía hasta ese momento que los humanoides, por muy perfeccionados que estuvieran, no poseían esa característica humana, siendo su respuesta diferente a la que daría un ser humano normal sin enfermedad psiquiátrica alguna que implicara un “achatamiento del afecto” como describen en el libro, explicando que dicho achatamiento se da en esquizofrénicos y esquizoides. A lo largo de las páginas de este libro se ven otros ejemplos de empatía y constantes alusiones a ellas, con diálogos como éste, entre Garland y Deckard:

- Los androides no parecen capaces de ampararse unos a otros en momentos difíciles.
- Tiene usted razón. Aparentemente carecemos de un don específico de los humanos. Creo que se llama empatía

Según la RAE, la empatía es la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. Se define también como la capacidad que posee una persona de “ponerse en la piel de otra”, de vivenciar y compartir los sentimientos de alguien, ayudando así a comprender las motivaciones y la toma de decisiones de la persona con la que se empatiza. En lenguaje coloquial, la capacidad de conectar con la otra persona, el “feeling” o la química que se cree entre ambas. En Medicina es bastante importante conseguir empatizar con el paciente, crear esa corriente de bienestar y confianza para que él nos cuente sus síntomas y preocupaciones, explorarle en busca de signos y emitir un diagnóstico, proponiendo posteriormente un tratamiento que el paciente aceptará o no. Este último punto es el más delicado, porque en la decisión influye la confianza en el médico y una buena empatía la favorece. ¿Cuántas veces habremos oído a alguien decir que el médico que le atendió era un “sieso” o antipático y que no se fiaba de su criterio? Y no sólo en consulta, sino en planta, cuando se pasa visita y se le pregunta por su evolución, comprobando que sea satisfactoria, en el trato con los familiares del enfermos y otras muchas situaciones de la vida diaria del hospital. Hay que saber ponerse en el lugar del paciente y los familiares a la hora de dar una mala noticia, con el fin de decirlo de la manera en que mejor puedan comprender y aceptar la situación, sin caer en sensiblerías ni ser frío y apático, contando mecánicamente el diagnóstico al que se ha llegado y las posibles alternativas frente a la enfermedad. Se ha comprobado que las personas más exitosas en sus relaciones sociales y laborales suelen ser empáticas, sabiendo en cada momento crear una corriente de simpatía entre su interlocutor y ellas, un ambiente de comodidad y cierta complicidad que favorece una comunicación agradable y fluida que ayuda mucho a que la otra persona no se cierre en banda ni se ponga a la defensiva al transmitírsele algo. En este caso, los médicos que suelen gozar de la confianza de sus pacientes y compañeros saben empatizar, dialogar y convencer. Ser buen médico no es sólo cuestión de conocimientos y experiencia, como podemos comprobar.

Y vosotros, ¿qué pensáis de la empatía?

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