Lo sé. Médicos y científicos os tenemos mareados con el tema de las vacunas. Vacuna sí. Vacuna no. Vacunas para toda la vida. Vacunas que hay que ponerse dosis de recuerdo. Y vacunas que hay que ponerse anualmente.

Para intentar desenmarañar semejante lío vamos a empezar desde el principio de los tiempos, un poco después de que los dinosaurios corretearan por la Tierra.

Nuestro sistema inmune tiene una tarea delicada: defendernos de todo lo extraño. Para ello cuenta con un ejército de base de glóbulos blancos que reconoce lo extraño y ataca de inmediato sea lo que sea (inmunidad innata) y un ejército de alto nivel, mucho más agresivo, que se especializa en un elemento extraño en cuanto entra por primera vez, aprenden quién es y cómo viene (inmunidad específica).La inmunidad innata es inmediata, instantánea y poco específica, ataca a lo que se mueva y no guarda memoria de cómo era ese elemento extraño que entró en nuestro cuerpo. La inmunidad específica tarda un poco más y ese tiempo que tarda puede ser importante en algunos casos…por ejemplo cuando ataca el virus de la polio.

Como sabemos que es mejor prevenir que curar, no queremos esperar a que nuestro organismo se encuentre por primera vez con un microbio y ese ejército de alto nivel adquiera especificidad contra él, sino que esté ya preparado para no perder tiempo y, más importante, no llegar a un punto crítico de no poder con la propagación de ese microbio y ser incapaz de contener la infección, con el riesgo de secuelas o muerte. Para ello usamos las vacunas, que no es más que enseñarle una parte de esos microbios para entrenar a los glóbulos blancos y estén ya con el fusil en la mano al más mínimo intento por su parte.

Las vacunas se hacen con microbios atenuados (se han suavizado enormemente y apenas tienen capacidad para hacer daño), fragmentos de su envoltorio o esos mismos microbios muertos. Lo que nos interesa es enseñarlo para que el sistema inmune “se quede con su cara” y fabrique glóbulos blancos especialmente diseñados para atacarles.

Hasta aquí todo suena bonito y razonable. ¿Y por qué me tengo que vacunar todos los años de la gripe? ¿No se supone que al vacunarme un año ya estoy inmunizado para siempre? Teóricamente sí, pero tiene truco…y es que al hablar del virus de la gripe hablamos en realidad del virus influenza, que puede ser de tres tipos (A, B, C). Los tipos A y B son los más frecuentes. A su vez, esos tipos se dividen en cepas según qué cubierta de proteínas tengan. ¿Adivináis por dónde van los tiros? Sí: hay dos proteínas principales en la cubierta del virus influenza, llamadas Hemaglutinina y Neuraminidasa, que según el tipo (se clasifican por números) y cómo se combinen entre sí darán lugar a una cepa del virus, por ejemplo H1N1 o H1N5. Si nosotros nos vacunamos contra una cepa…no estamos inmunizados contra otra. Cada año hay varias que se ponen de moda, son las que más circulan por el mundo y contra las que se hace la vacuna.

Todo lo anterior explica por qué el vacunarnos de la gripe nos libra en gran parte pero no 100% de padecerla, ya que nos puede atacar una cepa del virus que no esté incluida en la vacuna. Por qué hay que revacunarse cada año. Por qué el Ministerio es tan pesado con la campaña de vacunación para los grupos de riesgo.

Para más información aconsejo revisar el blog “Gripe A: ante todo mucha calma“, con buenos documentos e información rigurosa y contrastada por un grupo de médicos que en su momento intentamos tranquilizar y hacer saber.

 

 

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logoSeguimos dando caña con la gripe A. Esta vez traemos un decálogo de propuestas para hacer frente con calma y mesura a la gripe, sin colapsar los centros de salud. Recuerdo que mientras dure la campaña gripal, seguirá habiendo gente con infartos, apendicitis o que se caigan y se rompan un hueso, personas que requerirán atención inmediata. Y recuerdo también que los comentarios están abiertos para hablar de la gripe, preguntar, insistir e informarse. Echad un vistazo al blog, donde se han colgado artículos y cosillas bastante interesantes para quien quiera informarse.

Introducción

Ante un previsible aumento de la actividad asistencial de los servicios sanitarios debido al incremento de casos de gripe por el virus pandémico A/H1N1, las autoridades sanitarias deben ser receptivas a las opiniones de los médicos que vamos a atender a dichas personas. Con el objetivo de mejorar la atención a los pacientes y contribuir a una organización eficaz de los servicios sanitarios, hemos elaborado una serie de recomendaciones sobre diversas medidas a tomar. Alguna de ellas puede suponer una importante modificación de las estructuras actuales, pero creemos que, ante una situación de posible excepcionalidad, las medidas organizativas también deben serlo. Estas consideraciones las hacemos desde la experiencia del trabajo diario y esperamos que, para el beneficio de la sociedad en su conjunto, sean tenidas en cuenta.

Propuesta 1. De la atención a la enfermedad

La mayoría de los pacientes afectados sufrirán un cuadro leve que no requiere una atención médica específica. Se priorizará la atención telefónica como el método más accesible para valorar la necesidad de asistencia clínica de un paciente. De esta forma, se valorará la posibilidad de que sean suficientes las medidas de autocuidado y de observación activa por parte del paciente o sus cuidadores. Las autoridades sanitarias deben divulgar y recomendar las medidas de autocuidado a la población general, así como el conocimiento de los signos de alerta que puedan motivar una valoración médica. Se deberán usar con este fin todos los medios de comunicación disponibles.

Propuesta 2. Valoración del paciente que acude al Centro de Salud

Confiamos que los pacientes afectados por un cuadro clínico de síndrome gripal acudan a las consultas médicas de los Centros de Salud con normalidad, y siempre que sea posible, con cita previa. De esta manera, el flujo de personas que necesitan ser atendidas será ordenado y fluido. Si el número de casos se incrementa llamativamente en un breve espacio de tiempo y las consultas reciben una gran cantidad de personas sin cita previa o con carácter urgente, se puede organizar, junto con los profesionales de enfermería y de administración, algún sistema de clasificación (triage) que determine la necesidad de atención preferente o urgente por parte del médico. Se aconsejará al paciente con tos activa que mantenga las medidas de higiene adecuada mientras espera a ser atendido. Cada consulta deberá disponer del material necesario para mantener una adecuada higiene y ventilación.

Propuesta 3. La atención domiciliaria

La atención a domicilio implica alrededor de 30 minutos por paciente y es inviable, hacerla de forma generalizada y masiva, cuando las consultas y los médicos de familia y pediatras se encuentran al máximo de sus posibilidades. Por lo tanto, si se produjera un aumento de la demanda de este tipo de atención se deberían poner en marcha, al menos, algunas de las siguientes medidas:

- En las áreas donde no esté asumida directamente por el 061 u otro teléfono autonómico. La demanda de asistencia a domicilio urgente será explícitamente regulada en los propios centros de salud, interviniendo en esta regulación los profesionales administrativos y médicos de familia o pediatras correspondientes, bajo el objetivo común de optimizar los recursos y prestar la mejor asistencia.

- Todas las solicitudes de avisos domiciliarios serán evaluadas directamente en contacto telefónico con el enfermo o sus familiares por el médico del paciente, o en su defecto por médicos del mismo centro de salud, tomando estos profesionales la decisión de desplazarse o no al domicilio.

Propuesta 4. Justificación legal de la incapacidad temporal.

El tiempo empleado en realizar las tareas que impone la actual regulación de la baja laboral a numerosos pacientes provocaría el colapso de la atención por razones burocráticas: pacientes enfermos, bajas por aislamiento… todos ellos con la necesidad de un parte de baja, confirmación, alta (6 hojas impresas en 3 días diferentes). Se propone autorizar con carácter excepcional un documento único de baja laboral rellenable por el primer médico que atienda al paciente en cualquier ámbito del Sistema Nacional de Salud (centro de salud, SAR, urgencias hospitalarias, etc.), donde se especifique el diagnóstico y el tiempo recomendado de ausencia laboral. De esta forma, se evitaría duplicar las visitas y usar un tiempo tan necesario para una tarea administrativa. El Instituto Nacional de la Seguridad Social y los Servicios de Inspección Sanitaria y las mutuas laborales deberían participar en la realización de este modelo. Los médicos que realizamos esta tarea sabemos de la importancia de una medida de este tipo para aprovechar un tiempo necesario y escaso. Otros países de nuestro entorno (Reino Unido) justifican la ausencia del trabajo por cualquier patología de menos de 7 días de duración con un modelo (Self Certification Absence Form) que rellena el propio paciente.

Propuesta 5. El tratamiento farmacológico

Sea cual sea el nivel asistencial en que el paciente sea atendido (hospital, domicilio o centro de salud) deberá recibir en la primera visita, a través de receta o directamente si fuera necesario, el tratamiento farmacológico completo para cubrir el periodo del desarrollo de la enfermedad, eliminando de esta manera las consultas redundantes innecesarias.

Propuesta 6. Ante la ausencia por enfermedad del personal sanitario

La previsible afectación de los trabajadores de los centros de salud motivará situaciones difíciles para asumir toda la carga de trabajo. De ser así, la población debe conocer que existen límites razonables a la capacidad carga laboral de cada profesional sanitario, solicitándose a los pacientes que presenten otras patologías no preferentes, que asuman la necesidad de pasar a un segundo plano y retrasar su consulta. Las autoridades sanitarias han de hacer campaña pública de esta situación y apelar a la solidaridad social. Para garantizar la adecuada cobertura de los servicios sanitarios prioritarios, la Administración deberá contratar todos los profesionales que necesite, siempre que tengan la capacidad suficiente. Para evitar problemas y conseguir la necesaria agilidad para ello, tanto la Administración como los sindicatos deberán acordar las modificaciones de las condiciones de trabajo y de los procesos de selección de personal temporal que se requieran.

Propuesta 7. Centros Residenciales para Personas Mayores y otras instituciones.

Los médicos que trabajen en las residencias de ancianos, de discapacitados, etc. públicas y privadas, incluso los médicos del trabajo y mutuas de accidentes de trabajo, deberán tener autonomía suficiente para realizar y ratificar con su firma cualquier actividad burocrática, incluidas las recetas, que venga determinada por la asistencia a casos de gripe A y que hasta ahora no podían realizar. Ante una situación excepcional y conociendo la carga de trabajo no clínico que generan estos aspectos, la prioridad deberá ser la atención a los pacientes y las medidas deben favorecer y no entorpecer esa labor.

Propuesta 8. La atención telefónica directa a la población en los teléfonos habilitados.

El uso de la población de los teléfonos habilitados: 061, Salud Responde, Sanitat Respon, entre otros y cualquier otro que habiliten las autoridades sanitarias como centro de información y asesoramiento, es una medida positiva tendente a la realización de un triage telefónico y a la instrucción de los pacientes en el correcto autocuidado. Su labor puede ser muy importante si contribuye a la descarga de la atención directa de los pacientes que soliciten información o presenten sintomatología que no precise la asistencia clínica directa de un médico. Los teléfonos de emergencias (112) deberán reservarse para un correcto uso.

Propuesta 9. La colaboración entre el centro de salud y el hospital.

Se debería establecer un sistema ágil de comunicación entre el centro de salud y el hospital para la rápida atención del paciente de alto riesgo. Si el paciente ha sido valorado en Atención Primaria debería ser considerado como preferente a su llegada al hospital, evitando otra espera hasta la clasificación (triage) hospitalaria. Para ello, la disponibilidad de comunicación electrónica (correo electrónico) serviría también de ayuda. Los pacientes dados de alta a su domicilio han de salir del hospital con su medicación y con el informe de baja laboral cumplimentado como indicábamos en la recomendación 4. Este tipo de organización funciona en otros países (Reino Unido) y sería deseable que fuera lo habitual en todo tipo de patologías.

Propuesta 10. La comunicación con el paciente.

Los pacientes informados y bien atendidos se muestran por lo general comprensivos con los problemas que pueden surgir ante una situación excepcional. La comunicación con ellos debe realizarse en todos los ámbitos. La información escrita ayuda a concretar los mensajes. Se deberán realizar dípticos para la entrega personal a todos los pacientes y sus familias con aspectos de higiene, medicación, consejos de autocuidado, así como las instrucciones necesarias para un correcto uso de los servicios sanitarios.

Con una buena organización e información podremos afrontar la actividad asistencial de los próximos meses con serenidad, evitando que el daño de la enfermedad sea mayor que el de los síntomas que produzca, evitando el caos sanitario que provocaría efectos colaterales muy perjudiciales para la salud de la población.

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gripeTras haber leído las respuestas a la pregunta que planteé, comienzo a explicar qué es una vacuna y en qué consiste la vacuna antigripal. Tengo previsto hacer un solo artículo, pero si en el debate surgen otras dudas no descarto hacer otro más. Lo he repasado varias veces con el fin de explicarlo en plan Barrio Sésamo y no extenderme demasiado, de manera que cualquier persona que no tenga ni idea del tema pueda entenderlo, así que omito muchos detalles técnicos, detalles que da Sonicando en su entrada sobre el mismo tema.

Cuando hablamos de vacunas, muchas veces olvidamos explicar cómo funciona el sistema inmune en caso de una infección. Tomemos como ejemplo la gripe: llega el virus de la gripe, el virus influenza, un ser extraño, a nuestro cuerpo, que detecta que hay un intruso y de inmediato activa a los linfocitos ( los glóbulos blancos de Érase una vez la vida) para que segreguen unos elementos muy útiles llamados anticuerpos. Los anticuerpos son estructuras que se pegan como lapas a esos elementos extrglobulos-rojos-y-un-linfocito-globulo-blancoaños y lo llevan a las células encargadas de cargarse esos elementos extraños ( macrófagos, células Natural Killer, etc, no voy a extenderme en esto). Tras esa primera infección, el sistema inmune por lo general “recuerda” cómo era ese intruso, de manera que la próxima vez que entre en el organismo se le ataca con mayor rapidez y efectividad. ¿Y qué hacemos al vacunar a alguien? Pues meter en su organismo ese mismo cuerpo extraño atenuado o muerto, o un trocito de él, con el fin de que los elementos del sistema inmune los reconozcan, “aprendan y memoricen” cómo son y se organicen y multipliquen para que la próxima vez que llegue un virus o una bacteria de ese tipo, haya un buen dispositivo montado para eliminarlos a la mayor velocidad posible y con los mínimos daños y riesgos.

¿Y cómo se prepara la vacuna contra la gripe?. Como diría Mapoto, “unos cuantos señores inteligentes con gafas se reúnen para decidir qué tipos de gripe son los que van a dar cañita este año”. Si vamos a la página del Ministerio de Sanidad y Consumo, podemos leer que aquí no nos fiamos ni un pelo virus-influenzay nos organizamos para pillar a tiempo ese virus, vacunar a la población y estar preparados para la temporada en la que se dan los casos, de noviembre a marzo. Lo primero es saber a quién nos enfrentamos: se detectan casos de gripe, se informa que los hay, se mira qué tipo de virus es el que está actuando y se realiza un informe. Una vez que sabemos qué cepas son las que están dando guerra, se organiza la defensa: vacunas que contengan las tres cepas que se ha demostrado epidemiológicamente que son las que con más probabilidad van a circular en la siguiente temporada. Esas vacunas se fabrican en huevos embrionados de pollo (de ahí que se pregunte a los pacientes si son alérgicos al huevo), cogiendo un virus, inoculándolo en el huevo para que crezcan, se reproduzcan y multipliquen. Cuando se tiene una buena cantidad, se inactivan todos, de manera que tenemos un virus completamente inútil que no hace daño, la “cáscara”, una sombra de lo que fue. Esos virus inactivos son los que nos inoculan al vacunarnos, de manera que cuando están en nuestro organismo, nuestro sistema inmune detecta que hay un intruso, el cual no puede hacernos daño porque ha perdido esa capacidad al inactivarlo, se le utiliza de “sujeto de pruebas” con el que el sistema inmune aprende y se organiza para cuando llegue el virus activo.

Las ventajas de la vacunación son claras: no se coge la gripe y en caso de cogerla, es menos virulenta que si no estuviéramos vacunados, lo cual repercute en nosotros ( no nos ponemos enfermos justo cuando nos íbamos a la sierra a pasar el día con nuestros amigos) y en nuestro entorno (no transmitimos el virus a nadie, por ejemplo al abuelito que está bastante pachucho y con las defensas disminuidas, al primito pequeño, a nuestra media mandarina, a nuestros pacientes en caso de ser médicos o enfermeros). En cuanto a quién debe ser vacunado contra la gripe, en este apartado del Ministerio de Sanidad y Consumo se puede ver.

¿Y por qué hay que vacunarse cada año? Por diversas razones: porque con el paso del tiempo, los anticuerpos que tenemos contra la gripe van disminuyendo, el sistema inmune baja la guardia y si se presenta el virus influenza no tenemos defensas suficientes para hacerle frente. Además, no todos los años atacan las mismas cepas de ese virus, que además tiene una cierta facilidad para mutar, con lo que es conveniente ese pinchazo anual que nos libra de la fiebre, los dolores musculares, los ojos llorosos, la sensación de “trancazo” o malestar, etc.

Por último: ¿os acordáis de la famosa gripe aviar? Pues mirad esta viñeta :)

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