Tener la nariz permanentemente congestionada en invierno o durante las épocas de alergia puede ser un suplicio. Si a eso le unimos las frecuentes sinusitis, la desesperación es total.
Recientemente lei un artículo sobre el tema bastante interesante. ¿Recordáis el remedio materno de irrigarse la nariz con agua calentita con sal o suero fisiológico? Pues bien, un buen porcentaje de médicos de Atención Primaria recomiendan irrigarse la nariz, con el fin de favorecer el aclaramiento mucociliar y ayudar a extraer los mocos de la nariz y los senos paranasales, allá donde asientan nuestras temidas sinusitis.Y no lo hacen por hacerlo, sino porque hay evidencias para ello (recordemos la Medicina Basada en la Evidenciay la importancia que tiene para los médicos que todo lo que se diga esté bien basado en pruebas). Lo podemos comprobar en este artículo del 2002, en esta revisión del 2007, por poner dos ejemplos, o en otro artículo donde la AFP ( American Family Physician) afirmaba que la irrigación nasal demostraba muchísimo ser eficaz para el control de los síntomas de las sinusitis crónicas y algo menos para tener a raya los síntomas de las rinitis alérgicas o virales. El caso es que la irrigación regular con agua salina no sólo disminuye los síntomas sino que también disminuye la medicación a utilizar, lo cual se agradece bastante.
¿Y qué tienen que ver las teteras con todo esto? Calma, no os estoy tomando el pelo. En este artículo tan interesante me enteré de la existencia de las Neti pot. Neti significa en sánscrito “limpieza nasal” y las Neti pot son utilizadas en la Medicina Ayurvédica para facilitar la irrigación nasal. Os pongo un par de fotillos:
Puede dar algo de grima ver las fotos o imaginarse haciendo eso, pero no es muy diferente de aspirar el agua desde la mano o darse un jeringazo.
Sin embargo, no conviene abusar. Recordemos que la mucosa nasal tiene como principal función hacer de barrera frente a gérmenes dañinos, formando una fina película de moco que le ayuda a ello. Si nos excedemos con las irrigaciones, le estamos quitando sus defensas y nos exponemos más aún a infecciones recurrentes, de modo que sólo se recomienda durante cortos periodos de tiempo, tal como se explicó en el congreso anual de la American College of Allergy, Asthma and Immunology en Noviembre de 2009.
Todavía recuerdo el día que mi profesor de prácticas en el Centro de Salud casi me tira a la cabeza un manual de Medicina Basada en la Evidencia al decirle “¿Y por qué no le mandamos a esta mujer Trombosí pa’ las piernah?“(imaginad esto con acento andaluz). “Mira en este manual, ¿qué dice? ¿ Hay evidencia de que su uso sea beneficioso? ¿Realmente da resultados?¿Conoces algún artículo donde se avale su uso? NO, ene-o, así que ya puedes ir espabilando“. Una de las cosas que más le tengo que agradecer a este hombre es que me enseñó que una cosa era la Medicina de facultad y otra la Medicina de consulta.
Hace poco escribí un artículo medio en serio, medio en broma, acerca de la Medicina Basada en la Evidencia. Rafa Bravo me comentó que no estaría mal que explicara con un poquito más de detenimiento y seriedad en qué consiste y me acordé de esta anécdota.
¿Medicina Basada en la Evidencia? Es una mala traducción de Evidence Based Medicine, Medicina Basada en las Pruebas. A lo Santo Tomás: si no lo veo, no lo creo. Si echamos un vistazo a la Wikipedia en busca de una definición sucinta, leemos “La Medicina Basada en la Evidencia, Evidence Based Medicine (EBM)) representa el uso racional, explícito, juicioso y actualizado de la mejor evidencia científica clínica individual con la mejor evidencia clínica externa derivada de los estudios de investigación(MBE; en aplicado al cuidado y manejo de pacientes individuales. La práctica de MBE requiere la integración de la experiencia sistemática“.
Seamos sinceros: tras 6 años de Medicina, tenemos una gran base y hemos aprendido muchas cosas, pero sabemos que hemos elegido una profesión cambiante en la que nos tenemos que actualizar a gran velocidad (muchas veces, actualizarnos antes que el paciente, que llega a la consulta con un tocho impreso de lo que ha encontrado por Internet). Tenemos, además, una gran base teórica y poca base práctica, y la base teórica no siempre es crítica, nos hemos zampado lo que nos pedían para un examen o para el MIR y punto pelota. La mejor manera de aprovechar lo que sabemos y reciclarnos continuamente es apoyarnos en la Medicina Basada en la Evidencia. ¿Y cómo llevamos esto a la práctica?Pues siguiendo estos pasos:
1. Nos surge una duda mientras atendemos a un paciente. Ejemplos: ¿hay algún otro tratamiento para esta enfermedad, aparte de los actualmente considerados? ¿Esta prueba que le quiero hacer a tal paciente es rentable, me da unos datos fiables o hay otra que sea mejor? ¿Esta crema que suele recetarse es realmente efectiva o tiene efecto placebo? ¿O mejor le digo que se haga un emplasto con lechuga y garbanzos machacados mientras anda a la pata coja por la cocina?
2. Nos ponemos a rebuscar en bases de dato, en busca y captura de artículos científicos que resuelvan nuestras dudas. Medline, Cochrane, revistas médicas de la biblioteca del hospital, etc. Horas y horas dándole mil vueltas a las palabras claves para que nos salgan los artículos que queremos, con el diccionario de inglés al lado o la página de Wordreference abierta por si acaso. Y cruzando los deditos para encontrar el artículo completo gratis, que no sea de pago, o que el hospital o la facultad estén suscritos a esa revista.
3. No basta con reunir una gran cantidad de información, hay que separar el grano de la paja, leer de forma crítica. Para ello nos son muy útil la Estadística, asignatura bastante odiada en 1º de carrera, y la Epidemiología, otra que tampoco es que apasione mucho pero es bastante importante en nuestra profesión. ¿Lo que hemos leído tiene validez, el estudio se hizo bien o tiene sesgos? Si unimos nuestra experiencia clínica y los resultados del artículo, ¿surge alguna conclusión importante, coherente, fiable, sólida?Y lo más importante: ¿puedo aplicar esto a mi paciente? En este artículo me dice que un tratamiento a base de molletes con aceite, tomate y jamón realizado en 15 personas de 40-50 años ha dado como resultado unos niveles de colesterol estupendos. ¿Tiene validez un artículo realizado en tan pocas personas y en un segmento de edad concreto? ¿Qué método han usado para elegir a esas personas, ha sido la elección aleatoria o a dedo?¿Todas están en las mismas condiciones o una padece diabetes y la otra hipertensión? ¿Hay pruebas sólidas y contundentes de que si le digo a mi paciente que desayune a diario un mollete con aceite, tomate y jamón va a tener un colesterol bueno estupendo y el malo va a caer en picado?
Volviendo a la anécdota del principio, yo me formulé la pregunta “¿El Thrombocid es realmente efectivo para las piernas cansadas y las varices?”, cogí el manual de MBE que me dió mi profesor, me pasé una tardecita rebuscando en el PubMed y no encontré evidencia alguna que me confirmara lo que hasta el momento había creído. Ya más tarde, hablando de meterse el dedito en la nariz, Ocularis me recordó esos sencillos pasos para cuestionarse si algo nuevo en Medicina (un tratamiento, una práctica, una prueba, lo que sea) es realmente beneficioso y rentable, supera a lo anteriormente conocido y refrenda las hipótesis que nos planteemos mediante el razonamiento.
PD: A todos los compañeros que se presentan mañana al dichoso y temido MIR, mucho ánimo. El año que viene por estas fechas seré yo quien se suba al techo de puros nervios. ¡Suerte!
Para entender desde un punto de vista serio qué es la Medicina Basada en la evidencia, recomiendo leer este artículo de Ocularis.
Para entenderlo desde un punto de vista más sencillo, más “barriosesamero” e irónico, recomiendo leer este texto sacado de Cocido madrileño con gofio:
MEDICINA BASADA EN LA EVIDENCIA
1. En Japón, donde se consumen muy pocas grasas, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
2. Por otro lado en Francia, donde se consume mucha grasa, también el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
3. En la India , donde apenas se bebe vino tinto, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
4. En España, donde se bebe demasiado vino tinto y se come demasiado chorizo, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
5. En Argelia, donde apenas se hace el amor, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
6. En Brasil, donde se hace mucho el amor, el índice de ataques al corazón es menor que en Inglaterra y Estados Unidos.
CONCLUSIÓN:
Bebe, come y jode todo lo que puedas, porque lo que mata -aparentemente- es hablar en inglés