El otro día recordaba con unas amigas un asunto que a mí me tiene perpleja: que la Medicina de Atención Primaria sea el patito feo de la Sanidad.
El médico de familia suele ser el primero en ver a los pacientes. Y el primero en aguantar muchas tonterías. Es el primero que te puede resolver un problema de salud sin que tengas que esperar meses a que te vea un especialista y te lo solucione. Si leemos los blogs de algunos de ellos comprobamos cómo muchos pacientes, compañeros y gerentes les ven como “los médicos de los catarros” o los rellenadores de papelitos: papelito para certificar el estado de salud, papelito para certificar que faltó a trabajar porque tenía fiebre, papelito de descuento para que el paracetamol te salga más barato o gratis en la farmacia.
Los médicos de familia más bregados ven a los novatillos totalmente bisoños en el arte del “Keledén” y el “Merresbala“, estando aún muy tiernos para soportar con indiferencia los típicos comentarios: “te has metido en Medicina de Familia porque no te daba la nota para optar a una especialidad“, “te has metido en Medicina de Familia porque no quedaba ninguna especialidad en tu ciudad y no querías irte“, “a partir de ahora no vas a ver Medicina de verdad, de la guay, de la que se ve en los hospitales, vas a ser carne de cañón de Urgencias y te vas a limitar a recetar mucho ibuprofeno”, “con lo que tú vales cómo se te ha ocurrido meterte en Familia“, “pero si en Medicina de Familia se meten los que se han presentado al MIR por presentarse o los que no han conseguido lo que querían y se meten ahí por tener trabajo mientras se vuelven a preparar para el examen“. Esos comentarios queman bastante cuando uno se ha tirado 6 años de carrera, unos 6 meses como mínimo preparándose el MIR y ha escogido esa especialidad con todas sus ganas y toda su ilusión, quema la sensación de que hay médicos de primera y segunda división cuando cualquier médico, sea de la especialidad que sea, es necesario para que funcione todo el engranaje.
Y vosotros, sea como médicos, pacientes, estudiantes o familiares de cualquiera de ellos, ¿qué pensáis?
Dedicado a Nieves y a Isa con todo mi cariño, por toda su paciencia y todo su apoyo, por la estupenda cena antes de que el Ministerio pusiera las “notas”. Llevaré mi hadita de la suerte a Madrid
Por cierto: ya me he “modernisao” y tengo twitter
Supongo que es como todo: cuanto más te especializas, más prestigio acabas teniendo a nivel social y laboral. Como dices, los médicos de familia son la primera línea a la hora de cribar quién necesita realmente atención más especializada o quién tiene “un simple catarro”. Pero una persona de a pie acabará teniendo de media más problemas de salud sencillos que graves. Si no existieran los médicos de familia, ¿quién iba a atendernos en esas situaciones?
Que la profesión no esté tan valorada como la neurocirugía o la cardiología no implica que sea menos importante. El trabajo de barrendero está visto como algo “marginal” cuando es un trabajo tan digno como otro. Pero son las convenciones sociales, por desgracia, la que provocan esas situaciones.
Y te lo dice alguien a quien en cierta ocasión se refieren como “vaya informático de mierda” cuando dije que no tengo ni papa de cómo arreglar un problema de alguien que tenía Windows Vista, todo después de pasarme mis añitos en la Universidad
Curioso éste mundo de la blogosfera sanitaria en el que sus mayores estandartes son médicos de familia (mudno virtual, sin duda).
Entre otras cosas, me hice (me estoy haciendo, mejor dicho) médico de familia porque es el único al que alguna vez el paciente catalogará como “mi médico”. El médico de familia también es un especialista, y su ámbito de especialización se desenvuelve en el individuo como ser individual, familiar y comunitario. Va más allá de problemas graves o leves y se especializa en los problemas que sus pacientes tengan (y si resulta que en mi zona hay una gran comunidad de judíos Ashkenazi pues me tocará ser especialista también en enfermedad de Tay-Sahcs, por poco que eso tenga que ver con un catarro o el ibuprofeno).
En definitiva, ser médico de familia significa no poder nunca decir la frase de “eso no es de lo mío”, incluso en temas que poco tengan de sanitario.
No soy médico. Con respecto a mis hijos, le confió más a mi médico familiar que a un pediatra recien graduado.
Soy médico de familia y a mucha honra. No volví a presentarme porque no me gustara mi especialidad, sino por compatibilidad con mi familia de horarios y porque soy un culo inquieto. Pero cuando la gente sabe que me he vuelto a presentar siempre me dice: “Claro, si no te gustaba” Sí que me gustaba. Me sigue gustando. De hecho, elegí Familia cuando podía haber cogido Anestesia (A mí sí que me quedaban plazas). Elegí Familia en el área que quise y en la ciudad que quise. Y es una especialidad preciosa con muchas posibilidades de desarrollo como persona y como médico. Es, en definitiva, la más humana de todas. Pero, claro, es la ley de la oferta y la demanda. Aquello que escasea es lo que más se cotiza, como en la bolsa. Y ¿de qué especialidad salen mayor número de plazas? Pues ya tienes la respuesta a tu pregunta.
Existe un grado más en lo del médico de familia, y es el médico de familia rural. Bueno, quizá antes más que ahora, ya que el recurso de “mandar a la capital” está mucho más al alcance de la mano.
El problema con los m.f. son los que, como dices, llegan ahí no por vocación sino de rebote. Si además se junta con el elevado porcentaje de pacientes que van al médico a dar la tabarra, o que para contar lo que les pasa comienzan con lo que les dolía cuando tomaron la primera comunión, se llega a la situación que se da en muchos centros.
Yo le debo la vida, posiblemente, a un médico de familia (o como se llamaran entonces) que hace casi 40 años me diagnosticó tularemia en el primer momento. Pero también he estado a punto de perder a mi hija por eso de “bah, cómo sois los padres primerizos… que los niños se crían solos”.
Hola Sophie! A ver si puedo colaborar en limpiar un poquico el honor de una especialidad tan necesaria y apasionante como la Medicina Familiar y Comunitaria
De lo que nadie parece darse cuenta es que la Medicina de Familia es la especialidad que con mayor nivel de complejidad trabaja en espacio y tiempo, pues siempre que el médico quiera ser competente en su labor deberá conocer muy bien las múltiples áreas de la Medicina y tendrá que ser hábil a la hora de hilar fino signos y síntomas para elaborar un correcto diagnóstico.
Además, es la especialidad que mejor se maneja en la incertidumbre pues muchos pacientes acuden al médico al inicio de un cuadro clínico, con pocos síntomas, y se te exige una respuesta diagnóstica, un tratamiento empírico, o un seguimiento estrecho según el caso.
El médico de Familia conoce al paciente y el paciente le conoce a él, prestándole una atención continuada, permanente y accesible. Existe una relación biográfica con el paciente, el médico “vive y muere” con sus pacientes ya que por lo general los trata durante toda la vida. El médico deja de ver entrar por la puerta simples números de historia y pasa a ver entrar a don Fulgencio y a doña Pepita cumpliendo juntos su 25º aniversario, a Jesús el relojero que tantos problemas le da con sus lumbagos, a Matías el policía jubilado, a Esmeralda la costurera, a Isabel la que siempre le trae pasteles de su pastelería…
El especialista en Familia es el principal encargado de la promoción de la salud y de la prevención de la enfermedad en la comunidad. ¡Labor importantísima! Promoviendo hábitos de vida óptimos y saludables.
Es la puerta de entrada al Sistema de Salud, y mientras sea eficiente podrá solucionar hasta el 95% de las consultas diarías sin recurrir al volante para derivar a otro especialista.
El médico de Familia se encuentra, al igual que otros médicos, en formación permanente y actúa en base a la evidencia científica.
El buen médico de Familia se compromete con el método científico, la labor docente y por qué no, con la investigación. (¡Y hasta escribe un blog!)
El médico de Familia es el nexo inexorable de unión entre el paciente y el resto de especialistas. Y será la referencia última del paciente.
… Como ves, hay muchas y muy buenas razones para quere ser médico de Familia. El tema de la saturación del sistema, la labor burocrática, las consultas de 3 minutos y demás cosas son aspectos que deberían cambiar. ¡Pero no pueden ser motivos que empañen la especialidad! Una especialidad que harán más del 40% de los licenciados en Medicina al salir de la facultad.
Un saludo!! Y mis más sinceros respetos a todos los Médicos de Familia!! Tan necesarios como todos!!
Estoy escribiendo esto sin haber leído los anteriores comentarios y así no me influyen y no estoy tentado de contestar algo.
Quiero tocar plantear cómo son las cosas aquí en UK con repecto a este tema.
Como puro paciente, con una carrera que no tiene nada que ver con la medicina, entiendo el “médico de familia”, o al médico que te encuentras en la GP (General Practice, que lo llaman aquí), como aquél que selecciona los pacientes entre los que están enfermos de verdad y los que llegan por una “pupa”. Vamosque, dentro de la obsesión británica por el ahorro en el sistema sanitario de forma eficiente (sin que se note en los parámetros de salud de la población, vaya, algo fundamental), la GP es un filtro donde sólo pasan a los especialistas los casos realmente graves. Y aún así las lista de espera es larga, aunque no como en España, todo hay que decirlo.
Dicho ésto, yo no veo al médico de familia como la oveja negra de las especialidades, al contrario, al ser el médico que trata directamente más veces con el paciente, debe tener unas capacidades que no se le piden al especialista, como ser amable, como ser buen psicólogo (en el sentido de “leer la mente” del paciente además de sus síntomas, para detectar a hipocondríacos, por ejemplo), etc., además de saber discernir entre los miles de enfermedades comunes que podemos tener.
Me parece un trabajo encomiable y muy importante.