Esta carta comienza sin encabezamiento ni saludo; me suena muy seco soltar un hola sin más y me cuesta trabajo poner por delante un “estimado” o “querido” como me enseñaron de pequeña en el colegio que había que comenzar las cartas según la persona a la que me dirigiera.
Ha llovido bastante desde que en 1998 Andrew Wakefield presentara una serie de casos con el pomposo título “Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children” , lanzando una osada hipótesis que posteriormente fue tomada como una gran verdad por ciertos grupos: que había cierta conexión entre la vacuna triple vírica y el autismo. Se trataba de un artículo mal escrito, sin una hipótesis bien estructurada ni unas conclusiones bien definidas. Dicho artículo era una serie de casos clínicos, 12 niños con problemas intestinales y problemas de conducta, fundamentalmente autismo, comentando que los padres creían que los problemas de sus hijos habían comenzado al poco tiempo de administrarles la vacuna triple vírica contra sarampión, rubeola y parotiditis. No se demostró causalidad ninguna ni se lograron unos resultados que apuntaran firmemente hacia esa relación. No se hizo un estudio exhaustivo, tan sólo se describió una docena de casos. Nada más.
Nadie quiso pararse a pensar que no es lo mismo un artículo con la presentación de una docena de artículos clínicos que un ensayo clínico, un estudio de cohortes o un estudio ecológico, por poner otros ejemplos. Ninguna de las personas que apuntaron con el dedo a las vacunas se paró a examinar la metodología del trabajo de Wakefield con enormes sesgos y fallos ni se preguntó por su conflicto de intereses, por ejemplo estar implicado en una patente relativa a una nueva vacuna contra el sarampión. Tampoco se preguntaron por qué, en contra de lo que establece el método científico, no se consiguió replicar en ningún laboratorio los hallazgos que comentó Wakefield. Se taparon los oídos y los ojos ante los sucesivos estudios que demostraron una y otra vez que no había evidencia alguna de relación entre la vacuna triple vírica y el autismo. Miraron a otra parte cuando salió a la luz que un bufete de abogados que estaba preparando una demanda contra los impulsores de la vacuna triple vírica a instancia de los padres de algunos niños pagaban 50000 libras en concepto de asesoría a Andrew Wakefield. Y escondieron la cabeza como las avestruces al saber que se realizaron pruebas invasivas a esos niños, por ejemplo una colonoscopia, sin haber conseguido el permiso del comité de ética.
Con todo lo que he contado, entenderán que me preocupe y enfade ante los recientes brotes de sarampión. Que vea adultos mal vacunados o que no fueron vacunados por miedo de sus padres a las vacunas pasándolo mal con fiebre de hasta 40ºC y un exantema generalizado que les aterra. Que vea niños que no sólo no son vacunados sino que sus padres se jactan de su buen estado de salud, ¡claro, no se contagian porque los otros niños están vacunados y frenan la transmisión de persona a persona de esos virus y esas bacterias!¡Viva la Salud Comunitaria!. Me enfado al conocer las “fiestas del sarampión” donde padres antivacunas organizan una fiesta en caso de tener un niño con alguna enfermedad infecciosa y fácilmente frenable gracias a las vacunas, para que se contagien todos y “fabriquen defensas naturales“. Con esto demuestran un inmenso desconocimiento de lo que es el sistema inmune, demuestran un tremendo desconocimiento acerca de qué es una vacuna y, sobre todo,caen en la falacia de “lo natural es lo más sano“. Me enfado tras ver continuamente a personas jóvenes o de mediana edad luchando por su vida en la UCI ante las complicaciones que, aunque no tan frecuentes, no son inexistentes en este tipo de enfermedades. Me enfado porque la Seguridad Social pone a disposición de los pacientes un calendario vacunal, facilidades para hacerse una serología y ver su nivel de anticuerpos, facilidades para vacunarse. Por Dior y Chanel, usen por una vez en sus vida la frase “yo pago impuestos y tengo derecho a esto”, no sólo cuando tardan 15 minutos en atenderles en Urgencias porque tengan una uña encarnada en el dedo gordo del pie.
Hace muchos años lo natural era no llegar a los 50 años y si se llegaba, se hacía en un deplorable estado de salud. Hoy tenemos vacunas y medidas higiénicas que nos permiten vivir bien, vivir mejor. No seamos cándidos ni nos dejemos engañar. En 2004, The Lancet publicaba una retractación parcial del artículo. En 2010 estalló finalmente el escándalo, con una retractación total.
Nota: el 13 de Mayo Lucas Sánchez estará en la Politécnica de Barcelona hablando de vacunas. Muy recomendable si os preocupa este tema.
Además de los enlaces reseñados en el artículo, se ha usado la siguiente bibliografía:
Goldacre, Ben. Mala Ciencia. Paidós 2011.
The Lancet retracts Andrew Wakefield’s article
Brian Deer: Solved the riddle of MMR
Bravo. No se puede ser más claro.
Me he quedado muerta con las “fiestas del sarampión”, ¿estamos tontos? ¿cómo pueden exponer a sus hijos a eso? Da miedo pensar que exista gente con esos razonamientos. Con lo de “lo natural es lo más sano”, si, como muchos venenos que también son naturales… En fin. ¿No hubo hace unos años un juicio que obligó a unos padres a vacunar a sus hijos por un brote de sarampión? yo creo que es lo que deberían hacer con todos…
Gracias muchachos
Mery, me suena, pero no recuerdo exactamente el caso. Es cuestión de Salud Comunitaria, del mismo modo que es una temeridad que haya alguien con tuberculosis en periodo bacilífero por ahí suelto es arriesgado tener a gente sin vacunar, siendo vectores del virus del sarampión alegremente. Esta mañana comentaba un adjunto que no estaría mal tener una epidemia de verdad y que la gente lo pasara fatal con el sarampión, porque no parecen tener miedo, que una buena orquitis gracias a las paperas haría que más de uno se lo planteara.
Ahora también hay una campaña bastante tonta en la que algunas personas (incluyendo médicos) dicen que dudan de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano. Un doctor que conozco promueve todas las vacunas menos la que mencioné. Eso es vivir en la incongruencia. Si eso es válido entonces también es válido que otros duden de otras vacunas. No se puede andar por la vida apoyando unas vacunas y otras no.
Antonio, ¿dónde ves la incongruencia? Los médicos somos lo más críticos posibles y algunos tenemos nuestras dudas frente a la vacuna contra ese virus; no le decimos a los pacientes “oye, no os vacunéis”, tan sólo decimos que nos gustaría tener más datos en la mano, más estudios, más pruebas de que es
eficaz, de que los beneficios superan a los riesgos, etc pero no aconsejamos a nadie que no se vacune.
Hace tiempo escribí sobre el tema y lo dejé abierto; cuando tenga más datos en la mano podré opinar si estoy o no a favor de esa vacuna, pero por ahora no se me ocurre aconsejar a nadie que no lo haga. Yo tengo datos que me hablan muy a favor de la vacuna triple vírica, así que ahí no tengo dudas.
No sabía de tu postura sobre la vacuna contra el VPH. Yo soy químico farmacobiólogo con un maestría y doctorado en ciencias y no he encontrado un solo argumento con evidencia científica en contra de iChat vacuna. Todos los papera que circulan por ahí son idénticos a los de Wakerfield.
En México no tenemos problemas, como los países del primer mundo (España, EU, Canadá, Gran Bretaña, Francia, etc.) con respecto a la vacunación. Hace años que aquí no se da un caso de sarampión, difteria, polio, etc.
Me gustaría leer cuáles son tus dudas porque mientras tú y otros médicos esperan más datos, los años pasan y el VPH sigue transmitiéndose de un humano a otro con sus terribles consecuencias. Y por si esto fuera poco, los antivacunas siguen aprovechándose de las dudas de los médicos para promocionar su slogan de no vacunarse produciéndose un círculo vicioso que después será difícil de eliminar como ha pasado con el fraude de Wakefield.
Antonio, lo puedes leer aquí http://mondomedico.es/2010/12/02/gardasil-y-cervarix-%C2%BFmerece-la-pena-vacunarse-contra-el-virus-del-papiloma-humano/
Mira, mi principal duda es la efectividad de la vacuna, la inmunidad que proporciona. Queda bonito y de bienpensante decir “vacúnate”, pero antes de dar ese consejo me gustaría que se afinara un poco más, estar más segura sobre ese aspecto. Además, me da miedo que haya personas que se sientan falsamente protegidas y abandonen las citologías periódicas, da pereza pedir cita para que te la hagan y más pereza da ir cuando una se sabe vacunada y se siente totalmente protegida, por más que los médicos insistamos en que no se abandone ese control.
El tema de los antivacunas es una cuestión más de falta de cultura científica que otra cosa, quien no conoce o no se quiere enterar de qué es una vacuna, qué es el sistema inmune y cómo funcionan ambos cae fácilmente en las manos de esos pseudocientíficos, con consecuencias como las que estamos viviendo en Andalucía. Y esto no es exclusivo del primer mundo como afirmas, compatriotas tuyos hemos tenido en la consulta con sarampión y sin acordarse de las vacunas que tenían puestas. En todas partes cuecen habas, ay…
A mí me da más confianza un profesional de la salud que es crítico con las vacunas, los fármacos y demás medidas utilizadas que alguien que de forma acrítica y empujado por las campañas de publicidad se lance a decir “oh, sí, prueba esto que es lo más nuevo y lo mejor” sin pensar mucho
Sophie, a mis alumnos les recomiendo que se apliquen la vacuna contra el VPH pero haciendo hincapié en varias cosas:
A. Estar vacunado no significa que eres 100% inmune a ese virus;
B. Sólo estarás casi totalmente protegido por 4 tipos de los muchos que existen;
C. Es imprescindible seguir usando condón en todas y cada una de las relaciones sexuales que tengamos para evitar ésta y cualquier otra enfermedad de transmisión sexual;
D. Tiene la responsabilidad de cuidar su salud y, como parte de ello, acudir al ginecólogo a practicarse el papanicolau, colposcopías, etc.
E. Importantísimo que les pidan a sus amigos y familiares (hombres y mujeres) que se vacunen porque es un modo de prevenir,ya que esto es más económico y más saludable que cuando ya tienen el virus y ven todas sus consecuencias.
La vacuna en México cuesta $1,200 x 3 vacunas= $3,600 (menos de 300 dólares). Tú sabes, depende del médico y/del hospital. Aquí se tiene una cartilla de vacunación que se entrega en el momento de registrar al bebé y se aplican las vacunas de forma gratuita (o con el pediatra) y la cartilla de vacunación es uní requisito para entrar a preescolar y a la primaria.
Hay vacunas como la de la hepatitis o meningitis que todavía no son o obligatorias, pero no ha habido casos de sarampión, polio, etc. en muchos años.
Entre los padres mexicanos no se habla del fraude vacunación autismo. Más bien algunos padres creen que el gobierno quiere es “esterilizar”
“esterilizar” a los niños… No sé de dónde sacaron esa idea sin sentido.
Prefiero que los adolescentes se vacunen y sepan que sepan que es una forma de prevenir pero que eso no garantiza que nunca vayan a sufrir una enfermedad. Que deben seguir viendo a su médico y hacerse análisis periódicos para conocer su salud física.
Un gusto haber hablado contigo y que me hayas respondido a mis cuestionamientos.
Me ha gustado mucho tu argumentación y me ha hecho reflexionar un par de cositas. Voy a revisar nuevamente el tema de esa vacuna, ha pasado tiempo suficiente desde que escribí ese artículo para que hayan salido nuevos artículos; con tu permiso publicaré esa revisión añadiendo lo que me has comentado. Gracias a tí por debatir con calma y argumentos sólidos, que es lo que siempre pido
Si me permites, quisiera agregar un par de cosas. Esta vacuna contra el VPH no es la panacea pero va a disminuir muchísimo el riesgo de que la gente adquiera cualquiera de esos 4 tipos de virus y que sufra sus terribles consecuencias.
Creo firmemente que los hombres también deben aplicarse la vacuna ya que de ese modo disminuye el riesgo de transmitirlo a sus parejas y se solidarizan con ellas.
Los padres somos los responsables de la salud física, mental y emocional de nuestros hijos las vacunas son la mejor herramienta de para prevenir enfermedades.
Muchas gracias por tu atención y felicidades por tu gran esfuerzo en promocionar las vacunas.
Fantástico, fantástico. Y qué estupendo ejemplo de cómo funcionan las personas racionales que tenemos en los comentarios: se plantea una duda sobre una vacuna, se ofrecen argumentos, se revisan y contrastan las ideas propias con los nuevos datos aportados y, si procede, se cambia de opinión. ¿Por qué no pasará esto con los padres antivacunas?
Offtopic: lo siento, soy la niña de los offtopics, pero tengo que decir que he llegado hoy al blog de casualidad, gracias a mi vagancia y el autocompletar de Firefox, que me ha traído a una página diferente a la que pretendía acceder Mi Reader no ha recibido nuevas entradas de mondomedico.es desde el 1 de mayo. ¿Le ha pasado a alguien más?
Morti, he tenido problemas con los feeds y por más vueltas que he dado no parece que haya conseguido solucionarlo. Prueba http://mondomedico.es/feed/rss, si aún así nada dímelo para seguir hurgando a ver cómo lo arreglo. Otra opción es que te suscribas a recibir los artículos por correo,que he visto que no tiene problema alguno.
De momento tengo en las manos un artículo sobre vacunación contra el virus del papiloma humano en hombres, como complemento a la vacunación de mujeres, lo uniré a lo que estoy buscando sobre la vacuna, su eficacia, su relación coste-beneficio para la población y para la Seguridad Social y otros detalles a tener en cuenta, con datos en la mano se puede debatir mejor.
Estas “fiestas del sarampión” me recuerdan a las prácticas de nuestras abuelas y bisabuelas: cuando un hermano contraía el sarampión, lo acostaban con los hermanos sanos para que todos pasaran la enfermedad a la vez.
A mí me vacunaron, pero probablemente hubo algún fallo en la secuencia de vacunas, y padecí el sarampión con 15 años. Mi hermano, también vacunado, no se contagió. Estuve a punto de morir. No entiendo qué gracia le ven algunos padres a que sus hijos contraigan enfermedades. De veras que no lo entiendo. Al menos, mi madre intentó que nosotros nos las sufriéramos (había visto morir a tres hermanos pequeños por complicaciones de enfermedades infantiles).