salchichascarcinógenas
Imagen obtenida del Twitter de @boticariagarcia

La que has liado pollito ha liado la OMS. Que la carne roja y la procesada dan cáncer. Jugosos titulares en los periódicos, más jugosos que un buen filete en su punto. A estas horas aún no conozco las declaraciones de Mariló Montero sobre el tema y los grupos de Whatsapp arden con chistes sobre el tema.

Al igual que cuando se desató la polémica por la prohibición en Francia de que donaran sangre los homosexuales varones, en esta ocasión he ido a enterarme bien de qué ha pasado y por qué tanto revuelo.

1 ¿Qué ha pasado?

El 26 de octubre de 2015, la OMS ha emitido un comunicado de prensa en el que se habla de laevaluación que ha realizado la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, siglas en inglés) sobre la carcinogenicidad de las carnes rojas y las procesadas.

2. ¿Qué dice el informe?

Sobre las carnes rojas, la IARC afirma que

“…clasificó el consumo de carne roja como probablemente carcinógeno para los humanos (Grupo 2A), basado en evidencia limitada de que el consumo de carne roja causa cáncer en los humanos y fuerte evidencia mecanicista apoyando un efecto carcinógeno.
Esta asociación se observó principalmente con el cáncer colorrectal, pero también se han visto asociaciones con el cáncer de páncreas y el cáncer de próstata.”

Califican a las carnes rojas como igual de probablemente carcinógeno que el trabajar en una refinería. Y ojo, no dicen que sea concluyente que la carne roja sea carcinógena, sino que hay una evidencia limitada.

Respecto a las carnes procesadas (es decir, toda carne que se conserva mediante ahumado, salazón, fermentado…), la IARC afirma que

“…La carne procesada se clasificó como carcinógena para los humanos (Grupo1), basada en evidencia suficiente en humanos de que el consumo de carne procesada causa cáncer colorrectal”.

Es decir, coloca a las carnes procesadas en el mismo grupo de productos con suficiente evidencia de carcinogenicidad como el asbesto, el arsénico, el plutonio, ciertos quimioterápicos, anticonceptivos orales…

3. ¿Cómo han llevado a cabo los estudios que aseveran que estos productos son carcinógenos?

Según el comunicado, un grupo de trabajo de 22 expertos de 10 países, convocados por el Programa de Monografías de la IARC, revisó más de 800 estudios que investigaron asociaciones para más de una docena de tipos de cáncer con el consumo de carne roja y carne procesada. Respecto a las carnes procesadas parecen que han llegado a una conclusión clara, del tirón las han mandado al grupo 1 de evidencia de carcinogenicidad, mientras que con las carnes rojas no tienen aún evidencias del todo concluyente.

4. ¿Cómo interpreto los datos?

Pues con sentido común. La IARC habla de fuerza de asociación, pero tal como podemos leer en la noticia dada en El País,

“…el consumo diario de 50 gramos de carne procesada aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%. Pero ese consumo ha de ser continuo, durante años, para tener ese efecto.”

Respecto a su incidencia, es el tercer cáncer en frecuencia en hombres y el segundo en mujeres. Y no es el único factor que puede influir en el cáncer colorrectal, hay algunos que son, por desgracia, por herencia familiar y otros en los que influye, aspectos como el hábito tabáquico, si consume alcohol de forma regular, si hace ejercicio físico de forma habitual, si lleva una dieta rica en frutas y verduras… Para entender mejor este tema, aconsejo mucho este artículo de Centinel.

No se puede echar la culpa en exclusiva al consumo de carne roja…

5. ¿Tiro la mortadela y los filetes a la basura?

Pues mira…respecto a las carnes rojas, te puedo contar que son una importante fuente de hierro, además de vitamina B12 y no está clara del todo su carcinogenicidad. Puestos a evaluar beneficios y riesgos, yo apuesto por un consumo moderado en una dieta equilibrada que sea rica en verduras y legumbres.

Respecto a las carnes procesadas, no puedo mirarlas con benevolencia. Están colocadas en el grupo 1, son productos que suelen llevar un porcentaje importante de sal y grasas, con lo que yo limitaría su consumo en la medida de lo posible. Incluso el “sanísimo” jamón york es menos sano cuando uno lee la etiqueta con su composición. Puestos a elegir, creo que hay alternativas más saludables.

No creo que sea positivo demonizar un alimento o ensalzarlo. Tampoco creo en que “hay que comer de todo, con moderación”. No, mire usted, determinados productos no se deberían tomar porque no aportan nada a la salud, como la bollería, los zumos envasados hiperazucarados, las galletas “para niños” con un 24% de azúcar refinado en su composición…por poner algunos ejemplos.

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Cuando se comprende cómo se origina un tumor, lo siguiente que nos preguntamos es cómo podemos luchar contra él. En este artículo voy a comentar los métodos que tenemos, centrándome principalmente en la quimioterapia por ser el arma de batalla que más comentarios y controversia suscita.

Frente a un cáncer tenemos las ideas claras: hay que eliminarlo y, sobre todo, hacerlo antes de que metastatice. Una metástasis no es más que un cáncer secundario, células malignas de un cáncer que se han desprendido de él, han viajado por la sangre o el líquido linfático a otra parte del organismo y se han reproducido a toda velocidad formando otro mazacote. Por eso los médicos cuando sabemos que hay un tumor buscamos desesperadamente indicios de que haya metástasis, ya que las decisiones que tomemos diferirán enormemente en función de ello.

Nuestras armas de batalla son 3: cirugía, radioterapia, quimioterapia. La primera, la cirugía, la usamos cuando tenemos tumores bien definidos, compactos, que no tienen muchas ramificaciones y sabemos que podemos extirparlos enteros o casi enteros. La segunda, la radioterapia, la empleamos en casos en los que es complicada la cirugía o es menos dañino irradiar, destruyendo las células sin tener que cortar y coser. Y la tercera, la quimioterapia, es la encargada de quitar de enmedio a cánceres diseminados, difíciles de eliminar con cirugía o radioterapia. El ejemplo más claro lo constituyen los cánceres hematológicos,¿cómo eliminamos glóbulos blancos defectuosos?

¿Recordáis el anterior artículo, en el que os contaba cómo se originaba un cáncer? Pues bien, los fármacos quimioterápicos no hacen más que poner palos a la rueda para pararla. Puesto que el ciclo celular se ha descontrolado, los quimioterápicos hacen todo lo posible por frenar esas células malignas e impedir que se sigan reproduciendo. Sus mecanismos de acción son de lo más variado, rompiendo su metabolismo y asfixiando a esas células, destrozando el ADN de esas células e impidiendo que se reproduzcan, bloqueando su maquinaria e impidiéndoles que produzcan proteínas y, por tanto, puedan hacer daño. Se trata de bloquear una de las fases de ese ciclo celular descontrolado para pararlo a cualquier precio.

Todo esto está muy bien, pero tiene un fallo: los quimioterápicos sólo pueden actuar sobre CÉLULAS ACTIVAS, es decir, que estén en fase de reproducción. No afectan a las células que están en reposo, llamadas células quiescentes. Esto, queridos lectores, es lo que explica por qué se le aplica a alguien un ciclo de quimioterapia y hay que esperar un tiempo para ver si realmente ha sido eficaz y se lo ha cargado todo o casi todo. ¿Cómo resolvemos ese problema? Administrando junto con ese fármaco quimioterápico un inductor celular, forzando a esas células quiescentes a reproducirse.

Quiero incidir en un punto: la quimioterapia actúa sobre todo el organismo. Todo. Eso quiere decir que actuará sobre células malignas, pero también sobre células sanas. Afectará principalmente a las células que más rápidamente se reproduzcan, como esas células tumorales y, por ejemplo, las células que hallamos en nuestra piel o nuestro pelo, lo cual explica ese efecto secundario tan temido y que llama tanto la atención, la caída del pelo y el mal aspecto de la piel.

Tras leer el artículo seguramente os preguntéis por todos esos correos de reenvío tan bonitos en los que os aseguran que el limón, el bicarbonato y otros productos curan el cáncer, no son tan dañinos como la quimioterapia, son más baratos pero hay una conspiración urdida por empresas farmacéuticas y médicos para ganar mucho dinero. Pues bien, para entender que es una falsedad hay que recordar que cuando introducimos una sustancia en el organismo ésta actúa a nivel global, no sólo en el órgano que nos interesa. Ejemplos: al tomar un antihistamínico no sólo nos libramos de los molestos síntomas de la alergia, sino que tenemos sueño; cuando inhalamos un broncodilatador no sólo se nos calma la asfixia del asma, sino que nos entra taquicardia. Pues bien, si introducimos limón o bicarbonato y se les presupone un efecto anti-cáncer, ¿cómo es que no se nos cae el pelo ni se nos ponen la piel y las uñas feas?

Espero que hayáis comprendido por fin cómo funciona la quimioterapia y que nunca más dudéis al recibir un correo en el que os aseguren que tomar tal producto natural cura el cáncer.

Entre mis lecturas diarias está el blog de Molinos. Precisamente hoy he leído su entrada “Escépticos: el programa” y me ha llamado mucho la atención el siguiente párrafo:

Lo difícil es hacer este mismo programa sin sacar a la chalada de las flores de bach, ni al de la acupuntura, ni al de la limpieza de colon, sino sacando a médicos, terapeutas y demás contando como la medicina “cura”, como no es una cosa de magia, Enseña como la medicina no es una estrategia maligna de las farmacéuticas para hacerse con el control del mundo. Muestra como la medicina es una ciencia estudiada, comprobada y una suma de trabajos y esfuerzos a lo largo del tiempo. Cuenta como “cura” la medicina, eso es lo que tienes que hacer para transmitir ciencia e información. Y cuéntalo bien, de manera entretenida, dinámica y didáctica. Eso es muy difícil.

Como crítica constructiva este párrafo me parece estupendo, es el acicate necesario para mejorar las cosas y darnos cuenta de que para divulgar no sólo hay que meter el dedo en el ojo del pseudocientífico, sino al mismo tiempo explicar qué hacemos los científicos, cómo “funciona” lo que hacemos y estudiamos.

Empecemos…

El cáncer es más viejo que la pana. Se lanzan muchos mensajes de prevención, cuidarse uno mismo,se afirma estamos avanzando en la lucha contra él…pero no todo el mundo tiene bien claro qué es ni cómo luchamos los sanitarios contra él.

Para entender el cáncer tenemos que hablar primero de nuestras células. Tenemos millones de ellas en el organismo, haciendo cada una su trabajo y regenerándose cuando llegan a un punto en el que no pueden funcionar con eficacia. Ese proceso de regeneración se da fundamentalmente en dos grandes etapas: muerte y destrucción de la célula vieja que ya no puede más, conocida como apoptosis, y generación de una célula nueva a partir de otra que está en plena forma, conocida como ciclo celular.

Imagen extraída de http://sonicando.com

Hace un tiempo, Sonicando describía el ciclo celular como una lavadora: se moja la ropa, se enjabona, se enjuaga, se echa suavizante, se enjuaga, se centrifuga, etc. La lavadora controla cuánto tiempo dura cada fase, cuándo se inicia cada una y en qué orden van. Lo mismo ocurre con una célula, que para poder dividirse en dos tiene ciertas fases muy controladas, recibe órdenes para empezar cada fase, se revisa cada una de ellas ha ido bien y se asegura que no hay anomalías que obliguen a parar el proceso. Quienes vigilan que no haya fallos son genes que producen determinadas proteínas, las cuales vigilan atentamente ese ciclo.

Si todo lo anterior va bien, la célula se divide en dos. Si hay algún pequeño fallo entre fase y fase, los genes ordenan parar ese ciclo para enmendar el error. Y si los daños son graves y se pierde el control del ciclo celular…esa célula defectuosa se divide y divide sin parar, originándose ese temido cáncer, ese conglomerado de células malignas que crecen exponencialmente, sin orden ni concierto. Y sin descanso tampoco.

¿En qué nos afecta a nosotros ese grupo de células malignas, ese cáncer? En varios puntos:

1. No cumplen con sus funciones, con el perjuicio que nos acarrea el que, por ejemplo, no sinteticen determinadas proteínas ni ayuden a fabricar determinadas hormonas o lo hagan mal, desajustando el metabolismo y equilibro de nuestro cuerpo.

2. Al crecer de forma desordenada se forma un mazacote que comprime a las células vecinas. El ejemplo más claro: un cáncer de estómago que lo obstruya e impida que entren alimentos.

3. Son células que producen unas determinadas proteínas que dan lugar a un estado de extrema desnutrición conocido como caquexia e inhiben el apetito.

4. Ocasionan un intenso e insoportable dolor al infiltrarse esas células cancerígenas en el músculo, los huesos o los nervios sanos. No debemos olvidar que el dolor es uno de los mecanismos que tiene el cuerpo para avisarnos de que algo no va bien.

Espero que os haya gustado. Dudas, críticas, flores y bombones en los comentarios, como siempre :)