Compré el libro “Mamá come sano” de Julio Basulto animada por un tweet de Maria José Mas (para que luego digan que Twitter no sirve “pa ná”).

¿Invierte en el cerebro de tus hijos? Buen slogan, sí. Me picó la curosidad y leí la reseña que hizo Maria José en su blog, Neuronas en crecimiento.

Coincido con ella en que es un libro destinado fundamentalmente a mujeres que estén pensando en quedarse embarazadas, pero que convendría que lo leyera cualquier persona interesada en tener unos hábitos alimenticios correctos. Comer bien es invertir en salud y quizá sea una de las medidas más sencillas para mantenernos sanos, mucho más que todos los suplementos vitamínicos, “superalimentos” que se ponen de moda de vez en cuando y dietas “milagrosas” que nos prometen desintoxicarnos, depurarnos y quitarnos años y kilos de encima casi sin esfuerzo. Además, una mujer que modifique sus hábitos durante el embarazo posiblemente mantenga esos mismos hábitos sanos durante el resto de su vida, con lo que no sólo mejora su nutrición y su estado de salud sino el de su pareja y sus hijos

Aunque existen grandes intereses para convencernos de lo contrario, ni el embarazo, ni el nacimiento del bebé ni la lactancia son una enfermedad“. Así empieza el libro en el que Julio nos habla con sentido común de lo que son una dieta saludable y unos hábitos de vida positivos durante el embarazo y la lactancia. Sorprende leer que una cerveza etiquetada como 0,0 puede contener hasta 1,3º de alcohol, que no es nada bueno para el neurodesarrollo del feto; o que una alimentación sana no consiste en “comer de todo y muy variado” como hasta ahora nos han repetido machaconamente, por poner dos ejemplos.

Lo que más me gusta es su estilo ameno y lo bien documentado que está, con referencias a lo largo del libro y un apéndice final con la bibliografía utilizada como respaldo a las afirmaciones realizadas. Además, en caso de dudas, Julio Basulto dispone de un correo, [email protected] en el que responde con amabilidad lo que se le pregunte. En mi caso me llamó la atención el tono vehemente que utilizaba al hablar de la lactancia materna frente al uso del biberón, a lo que me respondió contándome la fuerte presión que ejerce la industria farmacéutica para “empujar” a las embarazadas a decidirse por el biberón frente a la lactancia materna. En este artículo queda muy bien explicada su postura en el tema.

Quizá me hubiera gustado que mencionara la pregorexia, que es como se denomina a la anorexia durante el embarazo. La presión que sufren algunas embarazadas por el aspecto físico, la ganancia de peso y de masa grasa es brutal, con comentarios en su entorno acerca de lo gorda que se puso fulanita, que después no consiguió liberarse de todos los kilos, o el buen aspecto de menganita a las dos semanas de parir, con una barriga completamente plana. En ese sentido tal vez nutricionistas y médicos tengamos mucho trabajo por delante.

Nota: escribo esta reseña tras leer el libro de cabo a rabo, pagado de mi bolsillo. Hasta su lectura, no conocía a Julio Basulto ni sus textos. No he recibido compensación alguna por escribir este post.

La anemia ferropénica es un motivo de consulta frecuente en Atención Primaria, donde se suele diagnosticar y tratar sin mayores incidencias. En este primer post trataré de resolver mediante preguntas y respuestas las dudas que con mayor frecuencia se plantean en consulta.

¿Qué es una anemia?

Denominamos anemia a la disminución de la cifra de hemoglobina por debajo del límite que consideramos normal. Un hombre debe tener como mínimo 13 gr/ dl y una mujer, 12 gr/dl.

¿Qué ocurre cuando se sufre una anemia por déficit de hierro?
El hierro es un elemento esencial para la formación de la hemoglobina. La hemoglobina está formada por cuatro cadenas polipeptídicas unidas entre sí. Cada cadena contiene un grupo hemo, formado por una protoporfirina y un átomo de hierro. Si hay déficit de hierro, no se puede formar correctamente la hemoglobina, por lo que se fabrican glóbulos rojos más pequeños y menos eficientes para poder transportar y liberar oxígeno.

¿Es muy frecuente la anemia ferropénica?

Sí, es la más frecuente de todas las anemias.

¿Cuáles son las causas principales de anemia ferropénica?

Existen cuatro principales causas, aisladas o combinadas entre sí.

1. Escasa ingesta de hierro. En los países desarrollados suele deberse a dietas de adelgazamiento mal planteadas o a mala alimentación. No es necesario comer poco para sufrir déficit de hierro, basta comer mal.

2. Mala absorción del hierro. Los pacientes que se someten a cirugías que impliquen la retirada de parte o la totalidad del duodeno y la primera porción del yeyuno, los que tomen inhibidores de la absorción o productos alcalinizantes, los que tienen algún síndrome de malabsorción, con el paso del tiempo desarrollan una anemia por déficit de hierro.

3. Mayor pérdida de hierro de la que adquieren con la dieta. Por sangrado continuo como puede ocurrir en hemorroides o úlceras digestivas, por ejemplo.

4. Aumento de las necesidades del hierro, sin que se aumente su aporte a través de la dieta. Sucede en adolescencia, embarazo y lactancia.

Antes has comentado que hay productos que pueden inhibir la absorción del hierro, ¿cuáles son?

Pues mira, los que inhiben la absorción son, sobre todo:

1. El té y el café, quelantes del hierro. Se aconseja esperar al menos hora y media o dos horas tras las comidas antes de tomar estas bebidas.

2. El salvado de cereales (ojo, no los cereales integrales sino sólo el salvado).

3. Los protectores gástricos como el omeprazol que disminuyen la cantidad de ácido en el estómago, bastante necesario para absorber bien el hierro al transformarlo en su forma ferrosa, que es la que pasa con facilidad la mucosa del intestino en dirección a la sangre. Lo ideal tras tomar alimentos ricos en hierro es tomar fruta o zumos ricos en vitamina C que faciliten su absorción.

¿Cómo me pueden diagnosticar una anemia ferropénica?

Mediante una analítica de sangre. El médico se fijará en el descenso de la hemoglobina, el volumen corpuscular medio (tamaño del glóbulo rojo), hemoglobina corpuscular media (cantidad de hemoglobina que contiene el glóbulo rojo), en el aumento de la amplitud de distribución del tamaño eritrocitario (es decir, que no son todos los glóbulos rojos del mismo tamaño sino que los hay más pequeños y más grandes), en el descenso de los reticulocitos (glóbulos rojos inmaduros, si no hay hierro suficiente para fabricar hemoglobina y glóbulos rojos hermosos, disminuye la cantidad de reticulocitos que después maduran a glóbulos rojos hechos y derechos). En determinados casos habrá un aumento de la cifra de plaquetas, que es un mecanismo de compensanción del cuerpo, que interpreta que tiene anemia porque está sangrando y produce más plaquetas para intentar taponar la fuga. También se fijará en que la sideremia (cantidad de hierro en sangre) está descendida, la cantidad de ferritina (proteína que almacena el hierro) es menor, así como se eleva la cifra de transferrina (proteína que transporta el hierro) al estar libre, sin cargar a sus espaldas el hierro.

En el siguiente capítulo hablaré del tratamiento de la anemia ferropénica y algunas medidas dietéticas que pueden ayudar a resolverla.

El artículo sobre la exclusión de homosexuales varones como donantes de sangre en Francia ha levantado una buena nube de albero, ya lo creo. En twitter, en los comentarios a los diferentes artículos que he leído sobre el tema, en grupos de Whatsapp…cada uno muestra su opinión sobre la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Iñaki Úcar escribió un artículo titulado “Sobre números, pragmatismo y ética” en el que afirmaba que no tenía muy claro que hubiera homofobia en la sentencia del TJUE, sino que el tribunal le decía a Francia “Yo, TJUE, no puedo prohibirte a ti, país, que apliques restricciones en la donación si hay causas científicas y justificadas detrás, pero puedo meterte un puro así de gordo si no están justificadas y, por tanto, se sospecha que son discriminatorias.

Hidroboy comentó en “¿Repetimos? La sentencia de la UE sobre las donaciones de sangre” que él tampoco veía que la sentencia del TJUE fuera homofóbica y que si se acudía a la nota de prensa, se podía ver que el mismo TJUE indicaba que los datos epidemiológicos en los que se había basado el gobierno francés debían ser revisados para ver si eran fiables y seguían siendo pertinentes, además de tener en cuenta que sólo puede prohibir la donación de sangre a hombres homosexuales si no existe otro medio menos coercitivo y más seguro de proteger al futuro donante de enfermedades transmisibles mediante transfusión.

Jesús Sánchez afirmaba en “Los homosexuales pueden donar sangre en España” que el TJUE se lavaba las manos a lo Poncio Pilatos “al permitir que sea la justicia gala, quién originó toda la cuestión legal, la que decida “si sus leyes son proporcionales al riesgo y si la evidencia científica es suficiente para justificar la prohibición permanente”. Pero ¿existe esa evidencia científica?. No, no existe de ninguna de las maneras. Lo único que han demostrado estos hombres de leyes, es su alto grado desconocimiento de la ciencia y la epidemiología, porque el hecho de ser homosexual no implica más riesgo de contraer una enfermedad infecciosa y de transmisión sexual que cualquier heterosexual.

En Twitter, @rubenpascual comentó que “Si bien descartar las transfusiones de un grupo con un factor de riesgo es adecuado a falta de más datos, me preocupa que haya cuestiones ideológicas que impidan afinar mejor el factor de riesgo más íntimamente ligado. El elemento directo es la práctica sexual de riesgo, y la homosexualidad es sólo un factor relacionado indirecto. Esta legislación no me parece homofóba, lo primero es la salud pública. Pero la sociedad debería invertir recursos en mejorar sus evidencias para no necesitar rechazar colectivos, sino actividades”. @jamr_cho2 y @nmunozm coincidieron en que hay que incidir en las prácticas sexuales de riesgos, no en los colectivos, siendo increíble que un gobierno pueda ser tan torpe y tener tan poca sensibilidad al legislar. @anadeph me recordó con humor que “A los intensivistas nos desaconsejan donar y no veo intensivofobia”, sin ver clara la homofobia sino más bien una parte de la ley sin afinar. @Jcorsan sí veía clara la homofobia, al igual que @2qblog. @RafelAlcubierre comentó que “Mandan razones estadísticas y $$” . @RafaelTimermans considera que es un “Tema delicado, con demasiadas connotaciones y politizado”. @jesussanzsanz piensa que se excluye a los homosexuales varones de donar sangre por el mismo motivo por el que se excluye a adictos a drogas por vía parenteral, sin que nadie se lleve las manos a la cabeza por ello.

En los comentarios del blog, Irene y Umpalumpa afirmaba que entendía que se exigiera una alta seguridad a la transfusión, pero que se había errado al centrarse en el colectivo de personas y no a la práctica sexual de riesgo en sí. Maria José Mas comenta que “esta seguridad justamente exigida para el receptor, NO debe estigmatizar al donante. Ser donante es un acto altruista que dice mucho y todo bueno de quien lo hace.”

Muchas gracias a todos por participar en el debate. Si he omitido a alguien, decidmelo :)